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Madres, ¡feliz día!

Ana Matilde, una madre incondicional 

En el Día de las Madres, EL PILÓN quiere resaltar la labor que hacen las madres sustitutas en Valledupar y destacar a una en particular, aquella que ha regalado a cientos de pequeños un amor incomparable.

Ana Matilde Sánchez, quien lleva más de 12 años como madre sustituta y fue, durante ocho, comunitaria.

Con 49 años, esta mujer, quien habita en el barrio Sicarare en Valledupar, ha dedicado gran parte de su vida a la crianza y cuidado de niños; propios o ajenos, con una forma de amar especial, aquella que la inspiró a ser lo que muchas personas, tal vez, no querrían o podrían.

Durante las 24 horas, esta dama está disponible para recibir a todo aquel menor que necesite de su ayuda, por eso, sin importar que su sueño sea interrumpido por agentes de la Policía, a cualquier hora de la madrugada se levanta para recibirlos, hecho al que se suman cada uno de los miembros de su vivienda, que por el momento son ocho, hasta tanto llegue otro infante a ser parte de la familia.

Este ‘ángel’, como se refieren a ella sus hijos biológicos, aclaró -mientras que nos atendía sentada en una mecedora en la terraza de su casa- “no soy una madre sustituta sola, porque tengo cinco hijos y mi esposo que intervienen, mis sobrinos y vecinos que me dan todo su apoyo”.

Agregó “esta es una labor que sale del corazón, porque la parte económica le queda chica” lo mencionó refiriéndose a que no tiene nada para lucrarse del programa del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, el que le permitió ser parte de este lindo arte… el arte de ser mamá.

“Para ser madre sustituta no es fácil, porque algunas veces hay que enfrentarse a situaciones que ni los enfrentas con tus propios hijos”, indicó al manifestar que a su cargo tiene tres pequeños, Edwin (un niño con una condición muy especial) y dos adolescentes.

Pequeños que son unos de los tantos que han estado a lo largo de los años bajo su protección.

“Cada día pienso cómo una madre abandona a sus hijos, todos los días espero a mis hijos que lleguen a casa y ahora no puedo imaginar cómo una mujer acabada de dar a luz y deja al bebé, pregunto por qué le da Dios hijo a esas mujeres, donde hay tantas que desean tener uno”.

Un ángel en su camino

“Yo era madre comunitaria en Garupal, al mudarme para Sicarare no podían trasladar el hogar comunitario porque en este barrio había un CAI y un amigo me comenzó a hablar del programa de Madre Sustituta y como toda la vida me ha gustado trabajar con los niños, comencé a hacer el curso. Para llegar a tener el programa el puntaje máximo era de 50 y yo pasé con 49.5”.

Así inició Ana Matilde Sánchez con esta gran tarea. Luego de una visita a su vivienda, los funcionarios del ICBF le entregaron el primer ‘hijo’ su nombre es Edwin, quien llegó a los brazos de esta mujer a los nueve meses de nacido y con cierta enfermedad, por la que, tal vez, fue abandonado en un lugar de la ciudad.

“No dormía, era desesperado, no comía todos los alimentos y le doy gracias al Bienestar Familiar que lo remitió al mejor pediatra en Valledupar. Él era un niño para que estuviera acostado, pero no, se mueve, escucha y hace muchas cosas que son de festejar”, afirmó.

Luego de una intervención, los médicos le diagnosticaron microcefalia, que según ellos, es un trastorno neurológico en el que la circunferencia de la cabeza es más pequeña que el promedio para la edad y el sexo del niño.

A Edwin le habían dado un plazo de vida de un año, pero que, según Ana Matilde, gracias a las oraciones hechas al santo de su devoción: El Nazareno, a quien cada semana visita en su natal tierra, Valencia de Jesús, hoy el pequeño pudo llegar a los 12.

En medio de la entrevista, apareció en silla de ruedas Edwin, quien con un confuso hola nos saludó, fue allí cuando las lágrimas traicionaron a esta ‘Gran Mamá’ quien mencionó en medio del llanto “tengo un esposo maravilloso que me apoyó mucho con este niño… él me dijo que no podíamos devolver al niño porque era tal vez un ángel que Dios no envió… El Nazareno ha hecho muchos milagros en él”.

Jaime Meza García es el nombre del esposo de Ana Matilde, quien sin reparos hace parte de esta inmensa y humana labor, en donde también se acogió a una niña que estuvo a punto de acabar con su vida y con estas personas ha encontrado su razón de ser.

Una bonita familia

“Tengo cinco niños, un esposo técnico-electricista, cuando el mayor tenía 15 años lo sacaron de la empresa donde trabajaba, comenzamos a luchar la vida. Cuando pensé que no tendría más hijos comencé a criar a una hermana de cinco años, porque no tenía niña” dijo la gran mamá, quien años después tuvo gemelas, que hoy alcanzan los 17 años.

Sus hijos de edades de 23, 21, 20 años son profesionales, licenciados en Química, Contaduría y Psicología, mientas que las menores estudian Ingeniería Ambiental y Contaduría en la Universidad Popular del Cesar.

“Han sido unos jóvenes ejemplares. Mis hijos están pendientes de las tareas de sus hermanitos. Soy muy bendecida y le repito a mis compañeras que esta es una labor que no tiene precio y no hay una persona que no le eche una bendición a uno. Este programa es duro, pero muy hermoso”, indicó Ana Matilde.

El más duro momento

“Yo he criado más de 30 niños durante dos o tres años, pero por mi hogar han pasado cientos”, explicó Sánchez, quien mencionó que el momento de desprendimiento es fatal.

“Mi familia no lo sabe, en las noches acostumbro a arrodillarme a pedirle a Dios y darle gracias por toda mi vida y pensar que Edwin se me va a morir, porque ese tiempo algún día llegará, terminó en llanto”.

Afirmó que nunca ha tenido un reencuentro con esos pequeños, sólo ha recibido insultos de los propios padres por cuidarlos.

¿Dónde entra tanto amor en su corazón?

Hace parte de la crianza que los padres les den a los hijos, eso viene del amor que viene de casa y eso se los recalco a mis niños, tuve un padre maravilloso, se sentaba con nosotros, eso ya no se usa, ahora todo es internet. Mi padre me dijo que en el mundo hiciera favores, que Dios lo retribuía y así es.

Madres sustitutas en Valledupar

Rosa María Medina, coordinadora del Centro Zonal de Protección Especial del ICBF, afirmó que en la capital del Cesar existen 26 madres sustitutas, las que han prestado sus servicios en el programa que lleva alrededor de 30 años, brindándoles lo mejor a los pequeños abandonados o maltratados.

Programa que consiste en que las mujeres estén al cuidado de un niño, niña o adolescente en situación de vulneración de derecho, que son sustitutos de los padres y el instituto les aporta una beca a las damas para el cuidado de los infantes.

“Es una excelente labor. Todas las madres son excelentes, su vocación y amor a todos los niños es incomparable, su afecto es sin igual”, afirmó Medina.

Aclaró que los menores están en los hogares sustitutos dependiendo del tiempo en el que se le resuelva su situación jurídica, que legalmente son cuatro meses, sino los chicos o chicas son declarados en adoptabilidad, por que inician con procesos administrativos de restablecimientos de derechos.

Por Merlin Duarte García/EL PILÓN 

merlin.duarte@elpilon.com.co

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