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Luces y sombras sobre el crecimiento económico

Con sorpresa y algo de escepticismo se ha recibido en el país las cifras sobre la tasa de crecimiento económico, es decir el aumento del Producto Interno Bruto (PIB), en el primer trimestre de este año, ubicada en el 4,4 por ciento, según las cifras divulgadas esta semana por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane).
En efecto, se trata de un resultado positivo, superior a lo esperado por los centros de análisis y expertos en los temas macroeconómicos, que pronosticaban un crecimiento cercano al 3,5 por ciento.
Con todo respeto por el Dane, por ley la máxima autoridad estadística del país, no estaría de más una revisión de la metodología y de las estadísticas que sirvieron de insumo para este resultado, no vaya ser que estemos sacando las cuentas de la lechera, como se dice popularmente.
De confirmarse la rigurosidad de las cifras estaríamos ante un punto de inflexión, es decir un cambio de tendencia en el comportamiento de la economía. Sería, sin duda, una buena noticia para el país, habríamos salido del ciclo recesivo para entrar a un periodo de recuperación…
En ese orden de ideas, y según los datos del organismo oficial, este “auge” registrado por la economía en el primer trimestre del año en curso, está basado fundamentalmente en la construcción, con un 15,9 por ciento; seguido por el sector minero con un 13,2 por ciento y el sector de electricidad, gas y agua, con un 6,5 por ciento.
También es positivo el crecimiento registrado por la industria manufacturera con un 3,9 por ciento, al igual que el rubro de comercio, hoteles y restaurante con un 3,6 por ciento.
El buen comportamiento del sector de la construcción, que suponemos incluye además de la vivienda, oficinas, bodegas y también obras civiles, confirma lo que hemos dicho varias veces en estas páginas, en el sentido que el Colombia tiene mucho por invertir y crecer en este importante sector de la economía, que tiene un gran impacto en materia de generación de empleo masivo y de poca capacitación.
En este sentido, reiteramos, hay mucho margen en todo Valledupar y en todos los municipios del departamento del Cesar para invertir en el sector de vivienda, y en particular de interés social y en las zonas rurales, como un instrumento para impedir que la gente se siga migrando del campo a la ciudad, a deambular las calles por la falta de empleo.
Es mucho lo que pueden hacer los alcaldes, con la inversión en vivienda social y rural, principalmente, y la información que tenemos del Ministerio de Ambiente y Vivienda es que por múltiples razones el departamento va rezagado en esta materia.
El comportamiento del sector de minas y canteras, con un crecimiento del 13,2 por ciento, confirma lo que vienen advirtiendo diversos analistas, en el sentido que la economía colombiana, cada vez tendrá una mayor importancia el sector minero y esto, además de ser una buena noticia, en cierto sentido, le plantea otros retos al país por ejemplo con el tema del manejo de los excedentes del sector, con el fin que los mismos no generen problemas con la tasa de cambio, es decir problemas de revaluación (un dólar barato), proceso que afecta negativamente a la agricultura y a la industria.
Además, a pesar que aporta a la tasa de crecimiento y genera muchas divisas es un sector poco intensivo en empleo. En cuanto a las cifras de la industria y el comercio, deben motivar al optimismo del gobierno que termina y del país, en general.
Por todo lo anterior, y teniendo en cuenta el comportamiento de la inflación y de las tasas de interés, se puede considerar que en Colombia hay ambiente propicio para la inversión en el país, situación que representa un buen escenario para el próximo ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry Garzón.

Sin embargo, como el mismo lo ha advertido son muchos los retos que le esperan en los distintos frentes de la economía, principalmente en los temas fiscales, de empleo y del financiamiento de la seguridad social.
Por lo pronto, estas cifras de crecimiento dan pie para un optimismo moderado, pero el país requiere poner en marcha con firmeza las locomotoras de las cuales habla Juan Manuel Santos, para recuperar unas mayores tasas de crecimiento económico, a mediano plazo,  que permitan generar más empleo, reducir la pobreza y la marginalidad que afectan a millones de colombianos, hoy excluidos de los beneficios del desarrollo económico.

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