Yender Díaz Espinaq es un maquillador profesional, estilista y colorista que labora en el Salón y Spa “Allure”, establecimiento comercial ubicado en la calle 7D # 11A – 09 del barrio San Carlos de Valledupar, donde el objeto principal es la belleza cosmética y el cuidado personal. Yender, como lo muestra su perfil en Instagram, se autodenomina “artista” y como lo dejan ver sus publicaciones en ese medio y los comentarios de su clientela, laboralmente hablando es muy bueno, con trabajo de calidad.
De hecho, para plantearlo con claridad, “Alllure” es el mejor o uno de los mejores salones de belleza de Valledupar; contando con el venezolano Yender, un estilista cuyo trabajo es ampliamente requerido. Yender , al igual que varios venezolanos, se ha radicado en Valledupar, convirtiendo nuestra ciudad en su sede o lugar de trabajo.
En diciembre del año anterior, el analista económico Fernando Herrera Araujo director del Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales – CESORE, publicó en El Pilón el análisis titulado: “Los venezolanos en el Cesar ¿cuantos son y cómo están?”, señalando que de 19 mil 878 venezolanos residenciados en el Cesar, 11 mil 181 residen en Valledupar. El estilista Yender Díaz Espinaq es uno de ellos y cuyo trabajo es calificado en términos de excelencia.
Herrera Araujo concluye en su análisis, sobre este fenómeno migratorio, que: “hay que mirar esta migración de una manera más inteligente y de mediano plazo. Es una oportunidad para el país, como han sido todas las migraciones en el mundo. Traen diversidad cultural, los migrantes son emprendedores y arriesgados, aumentan la producción y el consumo.”
También señala Herrera Araujo que el departamento del Cesar tiene 437 mil personas ocupadas formal e informalmente, donde solamente 14 mil 700 venezolanos o colombo – venezolanos están haciendo presión en el mercado laboral.
La semana anterior, señalé en mi columna publicada en este mismo periódico, que el agobiante crecimiento en el número de desocupados y la falta de oportunidad laboral en Valledupar no se debe al fenómeno de inmigración de venezolanos; tampoco considero que se deba a ellos la generalidad de los actos violentos en nuestra ciudad dentro de la zona urbana o rural.
Seguramente la presencia de venezolanos impacta en Valledupar en la salud, en la primera infancia, la educación, la vivienda y en la economía; pero el porcentaje de impacto, no debe ser especulativo y sin sustento.
Las cifras siempre permitirán un dialogo serio, analítico y no emotivo, donde seguramente identificaremos comportamientos negativos de residentes venezolanos, pero también actitudes positivas y de mostrar que provienen de ellos. El aumento del desempleo en Valledupar no tiene porque explicarse únicamente a partir de la crisis en Venezuela. A manera de ejemplo el subsector de la economía colombiana que representan los salones y spa de belleza, tiene en los venezolanos un recurso humano de admirar; Valledupar no escapa a eso y Yender es un ejemplo de ello.
Las malas conductas siempre serán reprochables en cualquier ciudadano indistintamente de su nacionalidad, las que afectan el orden público más; si un venezolano se equivoca se le tendrá que sancionar. Pero, así mismo, los ejemplos positivos son de resaltar.