La vida del joven universitario está rodeada de muchos momentos de ocio y al ser disfrutados con amigos, conocidos, compañeros, pareja o familia (depende la confianza y la edad) pueden ser cada vez más frecuentes, hasta el punto de generar un desbalance en la economía de las personas que quieren abarcar todos los eventos sociales.
Generalmente son los estudiantes de últimos semestres quienes con frecuencia invierten sus finanzas en situaciones de ocio, entretenimiento y comunicaciones.
Sus prioridades han cambiado; ya que tienen menos gastos en copias, libros y utensilios educativos y optan en un gran porcentaje a gastar en rumba, cocteles, sitios sociales y otros planes nocturnos. Inclusive, haciendo una comparación significativa con temas de alimentación donde, esta la decisión de si comer o salir a rumbear, no ha puesto en duda los criterios de los más jóvenes, ya sabiendo que disfrutar de la vida nocturna será la primera opción.
“La vida universitaria es una sola, no se tiene compromiso y se puede concretar integraciones con los compañeros” comentó Yesid Rodríguez, estudiante de Bacteriología de séptimo semestre. Agregó que “uno puede comerse cualquier cosita por ahí. De todos modos salir a rumbear va a hacer más caro que ir a comer por eso uno ahorra”, señaló.
Habitualmente una cuenta en sitios autorizados para comercializar alcohol puede superar, en mucha ocasiones un valor de $ 100.000 eso, dejando una cotización para dos o tres personas entre cervezas, trago corto o cócteles. Mientras que, llegar a algún restaurante de comidas rápidas, acordar un almuerzo o simplemente organizar un Bruch no superaría el valor de $ 70.000 para alimentar a 6 o 7 personas. Entonces, ¿por qué si es más barato aún desean despilfarrar el dinero que alimentar su cuerpo?
“Uno como joven siempre quiere estar en todos lados y lo más popular y lo que todo el mundo quiere hacer es salir a bailar y disfrutar después de parciales, al finalizar el semestre, al llegar el fin de semana; así uno no esté de acuerdo si tres lo están, eso es lo que se hace”, dijo Patricia Araujo, estudiante de Psicología.
¿Por qué sucede? Cada semestre es más común que alguien entre los 15 a 17 años comience con deberes universitarios y mantenga encendido el deseo de llegar a la mayoría de edad para poder acceder a todos lugares donde para ellos está prohibido.
Análisis de expertos
Katherine Romero, psicóloga profesional, fue explícita en indicar que, “el simple hecho de que la vida universitaria tenga relación con la vida adulta, etapa que todos esperan, explica que lleven sus ahorros a ser gastados en rumba algo que no se les permitía hacer antes y, al tener la libertad, no esperan el momento para ir descubriendo”.
Manifiesta además que, todo suma y juega un papel importante como es el caso de los “círculos sociales en los que se verán inmersos y que seguramente desearán vivir grandes estilos y es ahí donde se ven identificados y siente un apoyo. En el sentido de que, todos atinarán a esperar y decidir la misma respuesta”.
Eduardo Moscote / EL PILÓN
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