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Los tres mosqueteros

La posesión del nuevo procurador despertó mediáticamente la esperanza de lucha contra la corrupción, que el pueblo colombiano espera se enfrente desde los organismos de control del Estado. En estos días el procurador, fiscal y contralor fueron la portada de la revista Semana bajo el mismo título de esta columna, además de panelistas en el segmento Pregunta Yamid, demostrando claridad conceptual sobre los alcances de sus dependencias.

El ‘choque de trenes’ parece haber quedado atrás, hoy como en la novela de Alejandro Dumas, los doctores Carrillo, Martínez y Maya, emulando a Athos, Porthos y Aramis, prometen ser “uno para todos, todos para uno” en la difícil tarea de combatir la corrupción que vale 50 billones de pesos y no es nada diferente al “uso y abuso de los recursos públicos”, según palabras del contralor. Ojalá no aparezca un D’artagnan con aspiraciones presidenciales y manipule a su favor esta sinergia.

Quiero creer que no. Esperamos que el trabajo de la Fiscalía exclusivamente valore el componente técnico de la prueba en cualquier entidad y no se circunscriba solo a departamentos donde no es fuerte electoralmente su mentor, el doctor Germán Vargas Lleras. Sobre todo, porque el señor fiscal es consciente de que “las instituciones no se pueden matricular en la polarización política” que ha graduado como persecución sectaria a todo tipo de fechorías, sirviendo de disfraz a la impunidad de ex funcionarios ‘sub júdice’.

Néstor Humberto Martínez se duele de “la corrupción que nos está expropiando la democracia” y ha jurado combatir “a una nueva dirigencia política que no tiene un ideario, solo la apropiación de los recursos públicos” que utilizan para comprar las conciencias que les permiten perpetuarse en el poder. Esperemos cumpla.

El contralor Maya asintió diciendo que “un gobernador de mi departamento necesita 30 mil millones de pesos para elegirse”, por lo que fácilmente se puede decir que con los mal contados 65 mil millones de pesos que la contraloría denunció como faltantes en la ejecución de algunos contratos, fácilmente se financiarían dos campañas en el Cesar. Tal vez por eso en nuestro departamento derrotamos los niveles de abstención electoral, a pesar de que nacionalmente “el porcentaje de ciudadanos que participa en una elección es bajo”.

Por su parte el procurador dice que “necesitamos infraestructura ética”. Colegimos que escogerá a sus colaboradores ignorando los apetitos de los congresistas que lo eligieron. No hacerlo así sería mandar el queso con los ratones. Llegó el momento de que el Ministerio Público sea realmente garantista de los derechos ciudadanos y poblaciones especiales que camándula en mano fueron llevadas a la hoguera del escarnio público, en una confusión religiosa que hizo incumplir las funciones del cargo al titular anterior.

De la buena gestión de estos tres personajes depende que el pueblo colombiano recupere la confianza en sus instituciones o que dolorosamente claudique ante la crisis de valores que con frustración arrodilla la inteligencia ante el dinero fácil conseguido con delito. Un abrazo. –

amaraujo3@hotmail.com

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