A propósito del paro nacional de taxistas, desarrollado este miércoles 9 de agosto en las principales capitales del país, surgen muchas inquietudes sobre las condiciones laborales de este gremio tan importante para la buena marcha de una ciudad.
Recordemos que este paro en mención es debido a los constantes aumentos en el precio de la gasolina. El valor del combustible crece 600 pesos cada mes y actualmente el galón está en $13.592 en promedio, ante lo cual el Gobierno nacional informó que dicha alza se da para reducir el déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles.
El tema del servicio de transporte de taxis no es solo el aspecto económico, este lleva consigo muchos factores que lo convierten en un tema de ciudad, pasando desde las condiciones labores de los conductores y de lo que ellos proyectan como agremiación al servicio del público.
Hay componentes de ciudad que son fundamentales para la consolidación de su propia imagen y generar un concepto favorable alrededor de ella, uno de ellos es el servicio de transporte público, en especial el del taxi.
Cuando se llega a una ciudad la primera impresión de ella comienza a formarse a partir de lo que se le escucha decir al conductor del taxi sobre lo que sucede y lo que contiene la capital en la que vive y trabaja.
Podría decirse entonces que los taxistas son como una especie de fachada de la ciudad, en consecuencia ¿por qué no cuidar y organizar bien todos los detalles de la fachada de nuestra capital?, eso resultaría una buena estrategia de promoción de los aspectos positivos de la localidad a la que nos pertenecemos.
En Valledupar los miembros del gremio de taxistas, desde hace décadas, viven y laboran en medio de la inconformidad, aquí son muchos los inconvenientes que a diario deben sortear: inseguridad, poca rentabilidad, desventajas frente al mototaxismo, falta de apoyo institucional, cero capacitación y formación desde el punto de vista cultural, no regulación de la movilidad, deterioro vial, entre otra larga lista de problemas para estos trabajadores de la ciudad.
Y ahora se suma el alto precio de la gasolina que, al igual que en todo el país, en Valledupar hace que esta actividad no resulte rentable, pero ante pocas opciones laborales a los conductores no les queda otra alternativa que trabajar a pérdidas.
Son muchos los aspectos por revisar de este importante gremio, de eso se ha hablado lo suficiente: botón de pánico para brindarles seguridad, implementación de taxímetros, regulación de la piratería terrestre urbana, formación cultural sobre la historia de Valledupar, estudiar fórmulas que permitan un equilibrio frente al costo del servicio en comparación con el valor del galón de gasolina, pero hasta la vista todo eso sigue pendiente.
Justo ahora que se aproxima el debate electoral, se esperaría que un candidato o los candidatos a la Alcaldía de Valledupar se fijaran en este sector de los taxistas y definir con ellos políticas claras que favorezcan tanto a la imagen de la ciudad como a sus mismas condiciones laborales.
Señores candidatos, este es un gremio grande que sería determinante en términos de votos, pero igual de inmenso son los problemas que hay que entrar a resolver por el bienestar de ellos, pero también por el bien de Valledupar que cada vez más se perfila como una ciudad turística.