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Los supuestos pecados capitales del proceso de paz

Después de más de cincuenta años de guerra, adelantar un proceso de paz no es tarea fácil, pues existen muchos intereses en continuar con el conflicto armado, pues al final, no son ellos los combatientes, pero en cambio sí son ellos los beneficiarios. Se le reclama a este proceso por parte de un sector de la oposición, una Paz sin impunidad, pues no sería una Paz verdadera ni sostenible. En el marco jurídico para la Paz, se habla de penas alternativas, no de impunidad. Las penas alternativas, son las que en su momento aprobó la Ley 975 de 2005, que imponía ocho años de prisión a los desmovilizados de las Auc y los desmovilizados de la guerrilla, y también para aquellos que sin pertenecer a uno u otro bando, pues eran “traquetos” se lograron colar, con la anuencia del gobierno de turno. Todo se hizo en nombre de ese bien preciado: La Paz.

De las muy publicitadas desmovilizaciones, con entrega de fusil y todo, queda el sabor amargo de una impunidad que hoy diez años después de haberse aprobado la citada ley, supera el 90%. No obstante, ese pequeño pecado de omisión, aún no aceptado por la oposición, es el que le están endilgando al actual proceso de Paz. Cabe entonces preguntar: ¿Con qué autoridad moral exigen impunidad quienes en su momento, no hicieron nada para evitarla? Otro aspecto que ha dado pábulo a los opositores de los diálogos de La Habana, es el tema de la entrega, que no dejación de las armas.

Se olvida la oposición del artículo 9° de la Ley 975 de 2005 en cuyo tenor se expresa: “Se entiende por desmovilización el acto individual o colectivo de DEJAR LAS ARMAS (las mayúsculas son propias y no corresponden al texto normativo) y abandonar el grupo armado organizado al margen de la ley, realizado ante autoridad competente”. Me podrán decir, que los desmovilizados sí entregaron sus armas a la autoridad competente, el caso es que después de eso, en su gran mayoría, se organizaron para seguir delinquiendo, en las llamadas Bacrim (rastrojos, urabeños y un largo etcétera).

Me permito recordar también, que el único proceso de Paz, exitoso en Colombia, en los últimos tiempos, fue el del M-19 y que ellos no entregaron sus armas, pues se fundieron y ahora se piensa, con ese material, hacer un monumento.

Contrario sensu, la desmovilización de las autodefensas, transmitidas, con bombos y platillos, por televisión, resultó una farsa pues después se comprobó que los desmovilizados del llamado Bloque Cacica La Gaitana, no eran más que meretrices, desempleados, habitantes de calle, y los verdaderos excombatientes de las Auc, en su afán de seguir con el negocio del narcotráfico, conformaron las bandas criminales ya mencionadas. Pero hasta el momento nadie hace el menor acto de contrición frente a estos hechos, por el contrario, optan por el camino fácil de ver la paja en el ojo ajeno. darioarregoces@hotmail.com

Dario_Arregoces: