Los tradicionales dulces que durante la Semana Santa estarán presentes en la Plaza Alfonso López son muestra de la herencia cultural de esta ciudad. Este año no es menor al compromiso adquirido por las dulceras para ofrecer variedades de sabor y colorido en los dulces que anualmente deleitan el paladar de los vallenatos y visitantes.
Este año 80 mujeres dulceras fueron seleccionadas para hacer parte de la tradicional Feria del Dulce que abrió sus puertas el Domingo de Ramos y finaliza el 16 de abril, Domingo de Resurrección.
Desde hace 20 años, Rita Lúquez coordina esta iniciativa que hace parte de la tradición de los vallenatos. Ella se preparara cada año para atizar la leña en el fogón y preparar más de 20 variedades de dulces que ofrece en la feria.
“La gran mayoría de estas mujeres son madres cabezas de hogar, de barrios periféricos de esta ciudad que se forman para ganar el sustento de su hogar, en cada uno de los 23 stand hay familias que invierten sus ahorros y su corazón en esta feria”, manifestó Lúquez.
Una de estas mujeres es Luz Ester González, quien llegó a Valledupar a la edad de 9 años y su madre le enseñó el arte de preparar dulces. Luz junto a su hermana hizo una inversión de 3 millones de pesos para comprar los ingredientes e insumos, pagar el alquiler de la carpa y el impuesto para poder utilizar el espacio donde vende sus manjares.
“Para preparar los dulces se requiere mucha alegría y paciencia, hay que menear y menear, al pie de altas temperaturas y ser muy cuidadoso para que no se pegue, se queme o se ahúmen los dulces; sin olvidar el ingrediente más importante que es el amor, ese debe añadirse a todo lo que hacemos”, indicó González, quien espera obtener una ganancia superior a la del año anterior.
La venta de estos dulces está identificada, según manifestó Rita Lúquez, por la edad de los compradores. “Los mayores prefieren los dulces de papa, ñame, papaya, toronja, arracacha y maduro, mientras que los más jóvenes buscan las novedades. Este año probamos con el dulce de queso que se ha vendido muy bien al igual que el de kiwi, ese no me gusta mucho porque no hace parte de la tradición de esta región”, anotó.
Cabe destacar que las microempresarias del dulce fueron capacitadas por la Secretaria Local de Salud, en técnicas en manipulación de alimentos, presentación personal, atención al cliente y buenas prácticas en la elaboración de productos, para que los consumidores se deleiten con la gama de sabores que endulzan el paladar en la Semana Mayor.
Según la secretaria de salud municipal, Claudia Margarita Zuleta, “la idea es brindarles un apoyo en el proceso, para enseñarles a que tengan un manejo adecuado de los productos, que cumplan con la normatividad sanitaria vigente y de esta forma este producto sea inocuo y el riesgo de contaminación sea bajo, también para evitar las enfermedades transmitidas por alimentos”.
Tradicionalmente, la administración municipal apoya a los dulceros de Valledupar y de los corregimientos que hacen parte de su jurisdicción. Una exposición similar habrá en el corregimiento de Valencia de Jesús con dulces, comidas típicas y artesanías, pues la idea es que los turistas encuentren esta variedad de productos y con ello se impulse la economía de estos sectores en el municipio.
La jefa de la Oficina de Turismo, Adela Becerra, dio a conocer que en esta oportunidad participan 80 mujeres dulceras, 20 dedicadas a las artesanías y 20 mujeres al frente de las comidas típicas.
“Como novedad este año además de los dulces típicos, contamos con una variada oferta gastronómica como sancocho de gallina, de costilla, arroces de pollo y lisa, asados, entre otras comidas representativas de Valledupar que se ofrecerán a los clientes que visitan el centro histórico”, indicó la funcionaria.
¿Por qué se come dulces en Semana Santa?
Dice la historia que Jesús fue recibido en Jerusalén con ramas de una palmera, que produce un fruto llamado dátil. Los dátiles son ricos en azúcares, fueron también utilizados en la Última Cena. De manera que el dulce en Semana Santa es un símbolo de preparación y purificación para endulzar el alma durante la abstinencia.
Otros aseguran que como la Semana Santa es una época donde reviven las tradiciones y creencias. Algunos consideran que la elaboración de dulces, viene del antiguo continente que para estas fechas salían a la calle Nazarenos a repartir caramelos; otros atribuyen a que durante Semana Santa, la ingesta de alimentos es limitada en lo que a carnes rojas y ayunos se refiere, por lo que se compensan con dulces.
Anteriormente, el consumo de dulces era exclusivo de la Cuaresma (periodo de cuarenta días que va desde Miércoles de Ceniza, hasta Domingo de Ramos), en el que era de obligado cumplimiento realizar durante el mismo los actos de sacrificio y penitencia conocidos como ayuno y abstinencia. El ayuno consistía en tomar a lo largo de toda la Cuaresma excepto los domingos una sola comida principal al día. Mientras que la abstinencia era la prohibición de comer carne los viernes, durante la duración de la Cuaresma, tradición que algunos conserva en esta región del país.
Por: Ariadne Osorio Ponce/ EL PILÓN
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