Después de casi 15 días de estar por fuera, no leer un periódico ni ver noticieros y una pésima señal de Movistar, que fueron mi martirio que me obligaron a leer y releer Cien Años de Soledad, para poder opinar sobre el pocón de los José Arcadio Buendías y de los 20 o más Aurelianos y la relación de las mariposas amarillas y Mauricio Babilonia, papá del último Aureliano sin apellido, finalmente Babilonia, el último de su especie en varias generaciones, según los pergaminos del gitano Melquiades.
Todo sobre esa gran obra lo sabía de oídas, pero ahora creo que así como El Quijote en 1600, rompe una etapa literaria, será muy difícil superar este libro, porque no creo que por ahora haya alguien capaz de igualar a la mente de este inigualable genio de la literatura, no hispana, sino universal, el gran Gabo.
Fueron 15 días tranquilos sin la incertidumbre y preocupación del contagio pues el lugar está sano, gozando de las atenciones de mi hijo “Macoquito”, su bella y atenta esposa July, “que estacas de anfitriones”, las necedades de los nietos José y ‘Nandito’ y su amiguito ‘Juampy’, ayudados por los eficientes empleados Efrén, María, Jazmín, ‘La Negra’ y su pequeña nena. Mil gracias a todos.
A mi regreso encuentro la grata noticia para mi e ingrata para el gobierno que la CC tumbó el decreto que afectaba las pensiones y sueldos, pero también me informo de la creación de un Fondo de Riesgos sin ánimos de lucro para buscar el dinero necesario para comprar la vacuna que definitivamente ataje el maldito bicho, que ya debe estar en venta y se me ocurre ofrecer el 50% de lo que me descontaron para nutrir ese fondo, y como me encantaría que los demás afectados con el descuento hicieran lo mismo, comenzando por el presidente Iván Duque y todos sus empleados, la Procuraduría, Contraloría, Fiscalía, las Altas Cortes con la JEP incluida y lógicamente los Congresistas a quienes por un lado le quitaron y por el otro le pusieron, empataron. Dr. Gabriel Jaramillo, lo mío es un hecho, vamos a ver que dicen los demás.
Juan de Acosta es un municipio pobre como son casi todos los pueblos del Atlántico, pero con un futuro rico y promisorio, porque tienen muchos kilómetros de playas marinas, pero a eso hay que meterle plata para hacerlo atractivo. Santa Verónica y Salinas del Rey son unos sitios turísticos bellos donde se muestra el Mar Caribe en todo su esplendor y majestuosidad, pero completamente abandonados por la administración central que no tiene recursos para hacerlo, pero el departamento debe ayudarlos a que se desteten pavimentando siquiera algunas calles e instalando alcantarillado donde lo necesiten y verán que rápidamente tendrán unos emporios turísticos igual que El Rodadero. En eso Santa Marta se los llevó en los cachos, hace ya más de medio siglo.