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Los retos del nuevo rector de la UPC

Por fin, y luego de muchos ires y venires, la Universidad Popular del Cesar tiene un nuevo rector. Se trata del administrador de empresas, y egresado del mismo claustro: Jesualdo Hernández Mieles.

Según la información de la que disponemos, Hernández Mieles fue elegido luego de un largo proceso y en una reñida votación que es sintomática de lo que está pasando al interior de esta institución, la más importante del nivel superior en todo el departamento.

Son inmensos los retos que tiene Hernández Mieles, internos y externos, al frente de una institución como la UPC, llamada a liderar, desde muchos aspectos, el desarrollo económico, social y cultural del Cesar y la región. Sin embargo, sólo queremos referirnos a aquellos que consideramos elementales, a partir, insistimos, de la información que hemos conocido luego de consultar diversas fuentes informativas de la comunidad universitaria upecista.

En primer lugar, está la necesidad de hacer un llamado amplio, democrático y pluralista a construir un nuevo ambiente, un clima organizacional positivo en la Universidad que, de por sí, debe ser un templo del estudio, del análisis y de la dialéctica, mas no del dogmatismo y el sectarismo.

Sin pecar de ilusos, debe surgir de la misma comunidad académica, de los mismos estudiantes y profesores, principalmente, un llamado de respeto a los sectores externos para que la politiquería  y los grupos ilegales dejen trabajar con independencia y autonomía a la UPC. Y eso sólo se logra con un ejercicio democrático, pluralista y constructivo del gobierno, al interior de la institución.

En segundo lugar, la llegada de un nuevo rector es un buen momento para replantear las relaciones de la Universidad con el gobierno municipal, departamental y nacional, que tienen, cada uno desde su competencia, una gran responsabilidad con el futuro del alma Mater del Cesar.  No se trata sólo del tema de dotarla de más recursos financieros, humanos y técnicos, sino de  instrumentos, de normas y de procedimientos que permitan que se haga el mejor uso posible de la autonomía de la que hoy goza la institución.

En tercer lugar, tendrá Hernández Mieles que garantizar que sea la transparencia la que prime no sólo en los procesos contractuales, sino también, y quizás más importante aún, en los procesos académicos. La contratación de profesores y su promoción, el acceso de los alumnos y su evaluación, se debe hacer con absoluta claridad, con reglas de juego limpias, y sin que sean la política o los intereses y las transacciones individuales las que primen en los mismos. Este es un reto que no depende sólo del rector, sino también del Consejo Superior, del personal administrativo y del apoyo de todos los sectores que integran la comunidad académica, pero principalmente de los estudiantes y profesores. De esa transparencia depende, en buena parte, recuperar la calidad y la credibilidad de los procesos académicos.

En cuarto lugar, la UPC tiene que ponerse a tono con la gran reforma a la educación superior que prepara el gobierno nacional y que tendrá muchos cambios para las instituciones públicas, incluyendo la posibilidad de una mayor injerencia de capital e instituciones privadas para reforzar la labor de las universidades.
Es mucha y grande la tarea que tiene el nuevo rector, acá sólo hemos mencionado algunos y – sin lugar a dudas- son muchos los aspectos que no hemos tratado, pronto lo haremos en informes y otras notas editoriales. Pero nos parece, finalmente, de vital importancia que la Universidad ejerza un padrinazgo sobre sus egresados para articular la vinculación entre estos y el mercado laboral. El desafío es grande; de nuestra parte, le deseamos muchos éxitos al nuevo rector y estaremos prestos a colaborar en la divulgación de sus programas y ejecutorias, como también atentos a comentar y criticar, de manera constructiva, los aspectos positivos y negativos de los  mismos.

Categories: Editorial
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