X

Los precios que nunca bajaron

Durante las primeras muestras de reactivación y atendiendo la necesidad de prestar aquellos servicios básicos y vitales para la ciudadanía, como el transporte de pasajeros (intermunicipal, nacional y por supuesto las aerolíneas), el Gobierno decretó la apertura gradual de alguno de estos servicios, eso sí, debían cumplir con los protocolos de bioseguridad y el distanciamiento social que se garantizaba con un número máximo de pasajeros, y, por supuesto, esto implicaba que el costo del pasaje se duplicara, en algunos casos se triplicó, pero dadas las condiciones nadie ponía reparos a estos, eran tiempos difíciles.

Luego vinieron las protestas en todo el país, los bloqueos de vías, y con ello vino el desabastecimiento no solo de materia prima e insumos, sino los alimentos básicos de la canasta familiar, así que por obra y gracia de las fuerzas del mercado (demanda/oferta), los precios de los alimentos empezaron a subir de una manera descontrolada y con una tendencia que parece no acabará nunca; pero es que no es un tema de poca monta, las cosas están en un punto de asfixia económica con estos precios y los ingresos de los hogares están maltrechos. Veamos.

Un pasaje Valledupar–Bosconia costaba 10 mil pesos, y si regateaba con el cobrador del bus lo podía llevar hasta en $8.000; hoy cuesta $25.000, y algunos le piden hasta $30.000; ir a Barranquilla o Santa Marta podía costar 22.000 pesos y un máximo de $25 mil; hoy cuesta 45 mil pesos y en otras empresas $50.000, y así con todos los trayectos que revisé, y ni hablar de los tiquetes aéreos, por ejemplo, el trayecto Vup-Bog llegó a costar 1 millón 300 mil pesos por pasajero y hoy el costo es de 919 mil pesos, precio al momento de escribir esta columna. Esto es escandaloso.

Por el lado de los alimentos las cosas están iguales o peores, comparados los precios de octubre de 2020 con octubre de este año. Las diferencias son más que preocupantes, especialmente aquellos artículos de mayor incidencia en los hogares vallenatos que obliga a prender las alarmas; artículos como el aceite de cocina, que tuvo un aumento del 55 %, el arroz un 25 %, el azúcar blanca un 30 %, la carne un 48 %, y así sucesivamente: los huevos y los plátanos alcanzan incrementos superiores al 25 %, y como dato, para aumentar el escándalo, la papa subió un 84 %; sea importante acotar que Valledupar llegó a cifras de desempleo del 16,6 %, según cifras del DANE, y a una informalidad del 59,4 %, por encima de la media nacional, que fue del 48,7 %; en comparación con otras ciudades del Caribe, la capital del Cesar es superada por Sincelejo, Riohacha y Montería, que cuentan con 64.4 %, 59.9 % y 59.7 %, respectivamente.

Con este desolador panorama de desempleo, de la precariedad de los ingresos de las pocas familias que conservaron su ingreso y donde las empresas no solo no hicieron aumento en los salarios, sino que tuvieron que despedir en algunos casos a más del 50 % de la planta contratada, y recorte en la misma proporción del salario de los que se quedaron, y en el peor de los casos las que cerraron sus puertas y abandonaron la ciudad, no se compadece que tengamos un descontrol en estos precios que tocan directamente el bolsillo de los hogares.

Terminando el año 2020, la administración municipal, a través de su sectorial de Gobierno, efectuó una serie de controles para evitar la especulación y aplicó inclusive sanciones y sellamiento de algunos establecimientos que tenían esta práctica como parte de su actividad rutinaria; sin embargo, es claro que no se volvieron a hacer y se requiere con especial urgencia se retome de manera seria y contundente un control estricto sobre precios y medidas para evitar la especulación descarada, pues una vez que los precios llegan al techo es casi imposible que vuelvan a bajar.

Ñapa: Si las cosas están tan difíciles, ¿de dónde está saliendo tanto dinero para comprar camionetas de $200 millones y apartamentos de $1.000 millones, o de dónde sale tanta plata para inaugurar restaurantes, discotecas y bares de lujo todos los meses? Averígüelo Vargas.

Categories: Columnista
Eloy Gutiérrez Anaya: