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Los padres también cuentan, en especial nuestros ‘viejitos’

El Día del Padre debería ser una fecha con la misma connotación que históricamente se le ha dado al de las madres. Pero no, suele suceder que a menudo estas celebraciones en ocasiones o en algunos hogares pasan un tanto desapercibidas.

Es cierto que son las madres las que, por su propia naturaleza, resultan como las más admiradas y reconocidas por su dedicación y amor indiscutible hacia los hijos. Sin embargo, no se puede negar que los padres también son figuras importantes de la familia, y su influencia es estrictamente necesaria.

Los padres, al igual que las madres, han sacrificado tiempo, energía y recursos para asegurarse de que sus hijos crezcan en un entorno amoroso y seguro. Han sido guías, protectores, maestros y amigos. Han compartido no solo su sabiduría, sino también sus sueños y esperanzas para el futuro de sus hijos. En la juventud de sus hijos, los padres se convierten en esas figuras de fortaleza y estabilidad, proporcionándoles un sentido de dirección y propósito que les permita construir con éxito sus propias historias.

Pero resultan muy lamentable esos casos en los que, al envejecer los padres, las dinámicas familiares cambian, y es aquí donde su valor y relevancia debería ser aún más reconocidos y apreciados, algo que muchas veces no sucede así.

Son muy tristes las historias de padres adultos mayores abandonados al final de sus días por su familia, siendo recluidos en hogares ajenos a sus seres queridos. Se debe reconocer que hay excepciones en que una situación de esa es justificable, no obstante, son muchos los casos en que simplemente los hijos no quieren hacerse cargo de sus ‘viejitos’.

Hoy es una fecha propicia para evaluar esos temas por parte de los miembros de la familia, para replantear nuestras actitudes frente a nuestros abuelitos, poner de presente que ellos están sujetos a problemas de salud, soledad y a esa terrible sensación de inutilidad al sentirse apartados de la vida activa y productiva que siempre tuvieron.

Es el momento de responder como hijos y como sociedad, es nuestro deber devolverles ese amor y cuidado que ellos nos brindaron incondicionalmente durante toda su vida. Como dijera nuestro poeta cantor Diomedes Díaz, no hay moneda en el mundo que alcance “para pagarle a mi viejo la crianza que me dio con esmero, porque en la vida hay cosas del alma que valen mucho más que el dinero”.

En otro plano, el de la atención del Estado, es también significativo que ayer el Congreso Nacional hubiese aprobado la nueva reforma de las pensiones, que se extiende en general a los trabajadores o personas mayores, sean hombres o mujeres, un paso que se estaba esperando para mejorar el nivel de bienestar de la población colombiana en especial los más mayores.

El mensaje en esta fecha especial es invitarlos a reconocer la importancia de los padres en la adultez mayor, no solo se trata de honrar su pasado, sino también de valorar su presente. Los padres mayores poseen una riqueza de experiencias y conocimientos que continúan siendo una muy buena fuente de orientación y sabiduría. Sus historias y enseñanzas nos pueden ofrecer las mejores perspectivas de vida, fortaleciendo el lazo intergeneracional y enriqueciendo nuestras vivencias de manera significativa.

¡Feliz Día del Padre, feliz día a nuestros viejos queridos!

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