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Los mercados de carbono

Por: Raúl Bermúdez Márquez

Soy un empedernido lector del órgano de divulgación científica de la Universidad Nacional de Colombia, UN Periódico; la seriedad, profundidad y amenidad con la que aborda temas de Ciencia y Tecnología demuestran que se puede transmitir con sencillez los resultados de investigaciones y derribar mitos como aquel que la ciencia es aburrida y no produce hechos noticiosos.
Cada número del periódico, contiene una selección de temas, en los cuales por regla general trae un aporte para la solución de problemas cruciales del país o del globo terráqueo. La gran aceptación del medio entre sus lectores se palpó recientemente a través de entrevistas telefónicas realizadas a 521 suscriptores del diario El Tiempo, con el que circula UN Periódico, el segundo domingo de cada mes, y donde se estableció que durante el último año el 88,9% de quienes recibieron la publicación la leyeron. De ese porcentaje, el 25,8% destacó el matiz científico y la profundidad con la que se abordan los temas en esta área.
La misma encuesta corroboró que para el 86% de los lectores de UN Periódico, este no tiene un medio que le siga de cerca, y solo un 8,4% reconoce en los medios de la Universidad de Antioquia (3,7%), la Universidad Javeriana (2,9%) y la Universidad del Rosario (2,0%) competidores directos. Algo similar puede decirse de UN Radio y UN Televisión. Pero… ¡Cuánta distancia y diferencia con la oficina de comunicación de un medio local universitario!, que convirtió la página web de una querida universidad en una especie de Facebook del rector, subiendo sus fotos en todas las poses, y como si no bastara con tanto narcisismo informático, las emisiones de prensa y de radio de la misma universidad las transformó en un rosario inacabable de adulación.
Es tan peculiar la situación que plagio intencionalmente a Diomedes Díaz, para afirmar que es una “cosa comparativa” al pasaje aquel del cuento de “Blancanieves y los siete enanitos” donde la orgullosa y arrogante reina se paraba delante del espejo y le preguntaba, ¡“Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?” Entonces el espejo que no quería exponerse al impacto fatal de un cepillazo, respondía: “La Reina es la más hermosa de esta región”.
Pero volviendo al tema del periódico de la UN en su última edición trae una interesante entrevista de Graciela Chichilnisky, creadora del concepto de Mercados de Carbono e investigadora de la Universidad de Columbia (EE.UU). En la entrevista deja una recomendación central a los colombianos: “Dejen los minerales dónde están, esa economía no le sirve a su país”. Propone en cambio, que se le apueste a una quimera: “Dejar el 20% de las reservas de petróleo enterradas y preservar para la humanidad un lugar invaluable, como es la selva amazónica”, tal como lo hizo Ecuador. Pero… ¿Qué son los Mercados de Carbono? En el marco del Protocolo de Kyoto se creó la figura de los certificados de carbono. El objetivo es que las naciones industrializadas cumplan con su compromiso de reducir en un 5,2% sus emisiones de dióxido de carbono para el año 2012. Estos países tienen la posibilidad de reducirlas tanto en su territorio como en otras naciones, por lo que pueden adquirir certificados a proyectos que se desarrollan en el denominado tercer mundo. Todo, en el contexto de la preocupación surgida por el calentamiento global, que es una de las principales amenazas de la humanidad.
Según el gobierno de Gran Bretaña se calcula que el cambio climático puede costar hasta el 20% del Producto Interno Bruto del mundo, una cifra más alta que las pérdidas que provocó la reciente crisis económica mundial. De acuerdo el ministerio del Medio Ambiente, Colombia tiene un portafolio de 129 proyectos registrados con un potencial de reducción de emisiones de más de 15 millones de toneladas de CO2 al año. Esto le representaría al país entre US$150 y US$300 millones anuales, como resultado de la venta de esa reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Es decir, que la propuesta Chichilnisky no es tan descabellada, como algunos pensarían de manera ligera. A mí, como alguna vez dijo Horacio Serpa, me suena.
raubermar@yahoo.com

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