Por: Leonardo José Maya
El tema de los megacolegios no es nada nuevo en nuestro país, muy buenas experiencias al respecto se han dado en ciudades como Medellín, Cali, Bucaramanga, Bogotá.
El Ministerio de Educación Nacional, para mejorar la cobertura educativa y garantizar unas óptimas condiciones, se ideó los Megacolegios; para ello, exigió a los municipios, distritos etc., algunas condiciones: debían facilitar un terreno de mínimo 12.000 metros cuadrados libres de deudas o procesos judiciales, que estuvieran ubicados en zonas populosas, estratos 1, 2,3, y mediante licitación pública, se encarga de su construcción.
Se trata de recintos para albergar entre 1000 y 4000 estudiantes, con aulas cómodas, laboratorios modernos, bibliotecas, comedores, restaurantes escolares etc. Recordemos que éstos no son iguales, ya que los constructores son diferentes y por supuesto sus diseños también, pero todos obedecen a ciertos parámetros establecidos por el Ministerio.
La propuesta es garantizar el acceso a una institución educativa cerca de su casa, con unas condiciones locativas óptimas.
Como es de esperarse, la administración de estos megacolegios es algo de suma importancia: se requieren personas idóneas y alta responsabilidad social, así surge la figura de la concesión, la cual realiza el Municipio mediante licitación pública; el ganador se encarga de la administración, contrata la planta de personal docente y administrativo, y establece sus responsabilidades. La nación gira un monto por cada alumno matriculado. Estas concesiones se hacen por un periodo de aproximadamente 12 años.
Entonces, que quede claro: el Municipio aporta el terreno y otras cositas, la Nación licita, construye y dota el megacolegio. La figura es interesante. Hasta la fecha, se han asignado básicamente a ciudades capitales en todo el país: 3 a Barranquilla, 3 a Santa Marta, 3 a Cartagena, 2 a Riohacha, 3 a Montería, 3 a Sincelejo, y la lista es muy larga….
Valledupar resultó favorecida con 3 megacolegios, ubicados tal como lo exigía el Ministerio en áreas populosas: La Nevada (que ya inició obras), barrio Francisco de Paula, y Chiriquí – Villa Jaidith. En diciembre del año anterior se adjudicó la entrega en concesión para organizar, operar y prestar el servicio público de educación formal a cada uno de ellos, así: Diócesis de Valledupar, Corporación Educativa Minuto de Dios y Universidad Cooperativa de Colombia, respectivamente.
Estos megacolegios tendrán 36 aulas con capacidad de 40 estudiantes cada una, para un total de 1.440 estudiantes por colegio. La nación aporta $8.000 millones por colegio y todos llevarán nombres de educadores insignes de nuestra región; se prevé que su construcción dará trabajo a más de 800 personas y estarán construidos al finalizar este año para iniciar operaciones el próximo.
Hasta aquí todo bien, pero hay un detalle: el terreno ubicado en Chiriquí – Villa Jaidith está fuera del perímetro urbano de Valledupar, está en zona rural y esto crea inconvenientes en su viabilidad; al Alcalde le quedan dos opciones: presentar ante el Concejo Municipal de Valledupar un nuevo POT, Plan de Ordenamiento Territorial, el actual ya está obsoleto (tiene mas de 11 años), lo cual llevaría mucho tiempo en estudio para su aprobación, o lo ideal, presentar pronto una modificación al existente para incluir este lote dentro del perímetro urbano de la ciudad, lo cual con gusto aprobaré.
Alcalde: no permita que este colegio se nos vaya de Valledupar. La historia jamás nos perdonaría si esto sucede.