El problema ocasionado por los lotes enmontados no es ajeno para los residentes de San Fernando. Para ellos algunos lugares que aún no han sido habitados, que están abandonados o que están en el olvido de sus dueños se han vuelto en focos de inseguridad, problemas de salud y sobre todo, unos odiosos basureros.
Así me lo expresaron varios residentes del sector, especialmente los moradores de las zonas periféricas del barrio quienes por años han tenido que soportar la presencia de animales rastreros, la putrefacción que emana de los matorrales, los conflictos con las personas que arrojan basuras en esos lugares y la llegada de virus a causa de la falta de podas y cuidados de los lotes.
Según Said Flórez, uno de los primeros pobladores de la comunidad, desde hace más de 20 años padecen ese ‘dolor de cabeza’, a pesar de que en repetidas oportunidades han hecho públicas sus quejas por el malestar que generan estas zonas.
“Desde que vivo aquí ha sido lo mismo. Nos echan mortecina, animales muertos, llantas y de toda clase de desperdicios. No hemos podido erradicar ese problema y lo que más molesta es que no es la comunidad sino los carro muleros que vienen a tirarnos la putrefacción a nosotros. Nos hemos comunicado con la policía ambiental y con otras entidades pero no se ha podido hacer nada porque parece que esas personas vienen a enmugrarnos es en las horas de la madrugada aprovechando que nadie está pendiente. Aún no hemos podido identificarlos porque ellos llegan a escondidas y cuando uno despierta se encuentra con que ya han dejado el montón de basura”, me dijo el residente.
El problema se expande hacia el barrio Los Milagros, quienes también comparten uno de los lotes con San Fernando, por lo que ambas comunidades piden que a ese terreno se le haga limpieza permanente, que las autoridades eviten su uso indebido por parte de los carromuleros y hagan operativos contra los drogadictos.