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Los limones y Diomedes

Cuando llego al palo de limón que a mí me da tristeza y pesar pienso que se me puede secar 
porque no tiene hojas ni flor se encuentra marchitado del sol creo que ya no vuelve a retoñar (Bis) 

Antecede el presente escrito la canción titulada “El limoncito” de la autoría de Martín Maestre incluida por Diomedes y Colacho en su segunda producción ‘Los profesionales’ en el mes de abril de 1979, en la cual dice el malogrado músico y compositor que cuando llega donde se encuentra ese palo sin encontrar a la mujer desconsolado se apodera de él la desesperación y siente ganitas de correr, canción que consideramos que no fue grabada por el Cacique de La Junta por casualidad, sino por una circunstancia mucho más importante, que es la trascendencia, la importancia y el protagonismo del limón en la vida de Diomedes.

He sabido porque me lo han contado personas que lo conocieron desde muchacho, que el portafolio de bienes y servicio que el connotado hijo de La Junta ofrecía a su clientela desde niño no solo incluía artesanías y chivos, sino que desde muchacho también era un hábil descargador de árboles del espinoso cítrico sino también un reconocido vendedor de limones con lo cual contribuía a la economía familiar, lo cual humildemente destacó en la canción de su inspiración dedicada a su muchacho, e incluyó en el LP ‘El mundo’ su última producción con Nicolás Elías en el mes de mayo de 1984, cuando dijo “Yo aprendía a trabajar desde pelao’ por eso estoy acostumbrao’ a vivir con plata”, mérito que hay que reconocer por encima de sus defectos, porque no es usual que los artistas cuando alcanzan la gloria enteren a su fanaticada de sus peripecias vividas antes de la fama.

Félix Carrillo Hinojosa en escrito publicado en la revista de la Fundación Festival de La Leyenda Vallenata en Homenaje a Diomedes Díaz el 29 de abril de 2014, páginas 38 y 39, cuenta que en el año 1976 convenció al ‘Cacique’ para que presentara en el concurso de canción inédita en el Festival la canción de su autoría titulada ‘Hijo agradecido’ y así lo hizo habiendo logrado el tercer lugar, y allí para variar estuvo presente el limón, porque le confeso a Félix que para pagar el pasaje al señor Arturo Araújo, propietario del vehículo que lo transportó hasta el Valle, tuvo que meterse en una finca ajena, recoger un saco de limón y venderlo en el pueblo, peripecia que lo dibuja de pies a cabeza como el muchacho inquieto a quien nada le salió gratuito en la vida, lástima que el coctel peligroso de la fama y las malas compañías hubieran hecho estragos en su vida.

El limón evidentemente tiene sus misterios y siempre para bien, por eso son conocidas múltiples leyendas que han merecido la atención de algunos autores entre ellos Julie Frédérique quien en su obra titulada ‘El limón astuto’ página 190, sostiene que: dice la leyenda que si comes un limón sin hacer muescas todos tus deseos se cumplirán, que según antiguas creencias tirar un limón pinchado con clavos puede resultar fatal para el enemigo; dice que en la India es beneficioso y purificante y los tenderos lo cuelgan con un hilo en el umbral de sus comercios para obtener felicidad y ahuyentar influencias maléficas; también dice que el zumo de limón tiene el poder para limpiar los objetos mágicos utilizados por otro mago porque elimina las vibraciones parásitas y el aura del otro mago, será por eso que el papá de los pollitos era el mago en el canto y embrujador de las mujeres, no hay duda que debía cargar el limón en el bolsillo

Luis Eduardo Acosta Medina: