En Colombia el tema de desarrollo urbano va de modelo en modelo y de concepto en concepto, siendo difícil consolidar verdaderos procesos de planificación, los resultados saltan a la vista. No es fácil generar desarrollo urbano al copiar o adaptar cuanta teoría se generan en los organismos multilaterales. Recuerdo que hace cuatro años el BID-Findeter y DNP, lanzaron con bombos y platillos el programa de ciudades sostenibles (en adelante PCS), cuyo resultado fue la formulación de unos planes para las ciudades escogidas.
Por curiosidad académica revise cinco planes de desarrollo de ciudades incluidas en el programa, como resultado encontré que en el 80 % de los casos no se incluye nada de lo que los planes de ciudades sostenibles recomendaron. En el 20 % restante de casos solo se hacían someras referencias, sin concretar una iniciativa. Me pregunto entonces ¿para qué fueron formulados dichos planes? ¿Por qué en Colombia no ha sido posible darle continuidad a procesos de planificación territorial? ¿Por qué en Colombia los ejercicios de visiones territoriales son un saludo a la bandera?
El panorama es desolador cuando se revisa la articulación entre planes de desarrollo, planes de ordenamiento territorial y demás iniciativas de planificación territorial, como en este caso planes de ciudades sostenibles.
No siendo suficiente con lo anterior, me encuentro que los nuevos gobiernos se han embarcado en otro programa, ahora se trata del programa de ciudades resilientes. En este contexto, ciudades de todo el mundo están iniciando su camino para convertirse en resilientes y proteger a sus habitantes, sus bienes y el mantenimiento de la funcionalidad ante las crisis. Para ello, el primer paso que exige el programa es el diagnóstico de sus sistemas para poder prepararse.
En este sentido, todos los gobiernos deben adoptar la disrupción como parte de su gestión, pero ello no implica que el conocimiento acumulado de otros procesos se olvide y se pretenda iniciar de ceros. Con esto quiero significar que no tiene justificación alguna que para el programa de ciudades resilientes, se pretenda realizar nuevos diagnósticos olvidando la información del programa de ciudades sostenibles.
Los instrumentos de planificación no son excluyentes y si por el contrario son complementarios, por este motivo es necesario llamar la atención a nuestros gobernantes para que realicen un ejercicio de articulación entre planes e instrumentos de planificación, cuyo resultado genere una agenda pública urbana que gestione coherentemente las distintas iniciativas de desarrollo urbano. ¡Que no sigan sucediendo casos como el metro de Bogotá o el de la planta de tratamiento de aguas residuales de Valledupar!