Los habitantes de calle

Me uno a EL PILÓN en su llamado de atención sobre los habitantes de calle en Valledupar y que bien pudiera extenderse al nivel nacional y más que una simple imagen antiestética resulta ser una dolorosa calamidad que exige enfrentar y solucionar. 

Son esos seres humanos que, por diversas condiciones, terminan viviendo en la calle, duermen en el piso sobre cartones, en los andenes o bancas de cualquier parque, en casas o inmuebles abandonados, no disponen de baño, ni comida, ni servicio de salud y que, en más de una ocasión, son señalados imprecisa y lastimosamente como “desechables”. Son una verdadera tragedia y su existencia es consecuencia de las terribles disparidades sociales que predominan, pero con un agravante: no se le da la debida significación y valoración siendo la actitud más notable el rechazo y la falta de atención mientras se destinan recursos públicos en otros menesteres que no ameritan tanto esfuerzo estatal y que en más de un caso son ostentosas inversiones que pregonan servir al turismo y al  folclor. 

Siempre ha sido una de mis inquietudes porque ese fenómeno nos muestra crudamente el tipo de sociedad que hemos construido, es decir desigual, inequitativa, y cosa grave: indolente, con un estado dando la espalda y esquivando realidades al momento de conformar presupuestos que debieran ser fruto de una planificación direccionada a lograr una comunidad menos desigual o por lo menos a atender las consecuencias de esas falencias verbigracia lo aludido.

No es algo aislado en el contexto nacional y así sucede en la ciudad capital del departamento del Cesar pues no se sabe, ni siquiera se  sabe o se estima cuántos son.  Hacen presencia en todos los barrios.                                                                                       El primer paso es cuantificar y así poder estimar y proyectar el inicio de unas acciones que enfrenten ese agudo fenómeno que bastante vergüenza produce o por lo menos eso debiera.                                                                                     Pero mientras tanto no hagamos casas en el aire, templos (¿), no erijamos tantos y tan inútiles monumentos. Primero lo primero.

Es urgente señor alcalde que se comprenda esta problemática, hay que elaborar un censo, hacerlo conocer y si no puede solo, convoque a los organismos cívicos como los clubes de Leones y las Juntas de Acción Comunal.

Y a EL PILÓN que siga pilando el tema, que una vez apartado el afrecho algo queda. . .

Por: Jaime García Chadid.

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