Un decil se utiliza para definir sectores socioeconómicos según el ingreso per cápita familiar, esto equivale al total del dinero que aportan los integrantes del hogar (sus salarios) dividido por el número de individuos del mismo. El decil permite diferenciar a la población por nivel de ingreso según los integrantes de la familia, el 1 corresponde a la población con la condición socieconómica más baja y el 10 a las personas con mayores ingresos.
Todo este chorro es para entender los resultados del Dane sobre la Encuesta Nacional de Presupuesto en la que entrevistaron a 14 millones de hogares colombianos. Leo los resultados y me quedo pensando que somos un país de gente próspera, que tiene claro sus gastos y que no parece uno de los más desiguales del mundo. O es así, o es la Colombia de un universo paralelo. Al parecer los gastos de los colombianos han cambiado en últimos diez años, en los que se mantiene la constante del primer lugar para la vivienda, pero el segundo lugar se lo lleva la comunicación, con el uso de smartphones, planes de datos y telefonía, luego el transporte, seguido de recreación y cultura y, finalmente, muebles y artículos para el hogar ¿A alguien le cabe la duda de nuestra prosperidad?
Ahora bien, el Dane encontró las siguientes prioridades para el gasto: bienes y servicios personales (cuidado personal, protección social, seguros), alimentos y bebidas no alcohólicas, transporte, restaurante y hoteles. Así las prioridades, todo nos muestra a la vanguardia. Pero se abre la brecha con la lectura de los deciles. Registra el Departamento Nacional de Estadística que el 39.4% de los ingresos totales nacionales se concentró en el decil más alto de la distribución de ingresos, para los deciles 9 y 8 este porcentaje es del 15.8 y 11.3, respectivamente, mientras los deciles 1 y 2, recibieron en conjunto 3.8% de los ingresos totales a nivel nacional. Con esto ya sabemos quienes marcan las prioridades de esos gastos que nos muestran como si fuésemos Dubai en vacaciones.
Hay otros gastos particularmente preocupantes que van al alza: el de bebidas alcohólicas que supera por más del doble al de las bebidas no alcohólicas y el de estupefacientes. La rumba va al alza, o la soledad, o las necesarias fotos para colgar en el muro de Facebook. No registra la educación en estas prioridades y mucho me temo que el tema de la cultura esté más ligado al del entretenimiento. Vale la pena pensar en el país desde esta perspectiva de la domesticidad, ahondar en ella es una buena manera para saber quienes somos.
Por: María Angélica Pumarejo