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Los gabaonitas

“Los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, pero no consultaron al Señor”: Josué 9,14.

El libro de Josué trae esta historia, relacionada con las distracciones que la gente pude traer a nuestras vidas, haciéndonos errar de los caminos y propósitos de Dios. Jamás debemos permitir que la gente nos distraiga de lo que Dios nos ha dicho y nos ha llamado a hacer. Uno de los errores más grandes que podemos cometer en nuestro caminar en pos de los propósitos de Dios, es confiar en la gente equivocada.

Cuando Josué entró a conquistar la tierra prometida, tomó las ciudades de Jericó y luego Hai. Los pueblos amorreos y cananeos se llenaron de temor y desfallecieron delante de los hijos de Israel. Pero los habitantes de una ciudad cercana, llamada Gabaón, recurrieron a la astucia; se fingieron embajadores, pusieron sacos viejos sobre sus asnos y odres viejos de vino, rotos y remendados; se pusieron zapatos viejos y recosidos y vestidos viejos. Tomaron alimento seco y mohoso y se presentaron ante Josué con regalos, diciendo que eran de lejanas tierras y quería hacer un pacto de paz y protección.

Los hombres de Israel los recibieron, pero no consultaron al Señor. Josué hizo la paz con ellos y celebró una alianza concediéndoles la vida y los príncipes de la congregación hicieron un juramento. Tres días después que hicieron la alianza con ellos, supieron que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos. Aun cuando se decepcionaron y llenaron de ira, no pudieron deshacer el pacto de paz y se vieron obligados a cumplir la alianza pactada.

¡Cuán fácil es distraernos con la gente equivocada! Hay personas que se acercan luciendo como la gente correcta, actúan como la gente correcta, pero son la gente equivocada. Cuando los israelitas hicieron pacto con estos gabaonitas y les permitieron hacerse parte de ellos, continuamente tuvieron que sostenerlos y defenderlos. Si Gabaón alguna vez se peleaba con alguien, Israel tenía que ir a pelear con ellos. Israel tuvo que gastar tiempo y recursos gestionando y defendiendo a los nuevos amigos por el resto de su existencia, en honor al pacto.

Queridos amigos: El error estuvo en que “No consultaron al Señor”. Eso es lo que sucede cuando dejamos entrar a la gente equivocada a nuestras vidas, sin consultar y preguntar al Señor. Tenemos que gastar nuestro tiempo y recursos para soportarlos y defenderlos, distrayéndonos del propósito de Dios y desenfocándonos de las cosas realmente importantes que trascienden hacia la eternidad.

Más allá de las palancas, las relaciones y los amigos, Dios está buscando corazones que se quebranten ante Él y hagan votos de compromiso para no distraerse de sus caminos de paz y de justicia. Que nuestros pactos de paz sean con Dios mismo, nuestro amigo fiel. Ante quien podemos venir sin astucias y picardías y delante de quien podemos mostrarnos tal y como somos; con la certeza absoluta de su aceptación plena en Cristo Jesús.

No permitamos que los apretones de la gente nos desvíen o saquen del camino y del propósito de Dios para nuestras vidas. Si hemos de hacer alianza, hagámosla con el Justo y Verdadero. Hagamos pacto con quien prometió que en Él tendríamos paz. En el mundo tendremos aflicción, pero confiemos, Él ha vencido al mundo.

Con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe, sigamos corriendo con paciencia la carrera que tenemos por delante… el propósito y los planes de Dios nos esperan. ¡Consultemos a Dios siempre! Saludos fraternales y muchas bendiciones.

Por Valerio Mejía Araujo

 

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