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Los europeos en Villanueva

Cuenta mi paisano Jorge Dangond que su señor padre el célebre general Dangond trajo en 1926 el carro Ford modelo 1925, el cual fue desarmado y transportado en barco hasta Santa Marta, de allí pasó a Riohacha y de mi amadísima capital fue traído en mula hasta Distracción y en esta población guajira, Lionso Yuardo hace por primera vez un ensamble en el Valle del Cacique Upar. El ilustrísimo villanuevero no solo es el primero que trae un carro por estos lares si no que se da el lujo de tener ya su chofer mecánico y ensamblador exclusivo, cuentan y recoge Jorge Dangond en su obra: ‘De Paris a Villanueva’, que por donde pasaba el carrito la gente huía despavorida, buscando monte; siempre hay una primera vez y en esa primera vez pasan cosas cómicas.

Villanueva no solo es pionera en eso, también lo es en el café, el algodón, en sistema de comunicaciones, especialmente en aquello que se llamó Telecom, fue el primer pueblo que tuvo tres generales. Dangond, Lafaurie y Socarrás, también fue el único terruño que contó con dos orquestas de salón: la orquesta de Reyes Torres y la orquesta de Juancho Gil, ambos troncos de dos dinastías de músicos: los Torres (bajistas) y los Gil (acordeonistas).

Fue Villanueva para el sur de nuestro departamento el primer pueblo con colegio de bachillerato público, hoy sigue siendo pionero en los Grammy Vallenato con los hermanos Zuleta y Jorge Celedón, adicionémosle a esto el premio al mejor acordeonista del mundo, con mi hermano Israel Romero. Es Villanueva el único pueblo en donde se pueden encontrar familias enteras dedicadas a la música desde tiempos atrás.

En la segunda mitad del siglo XIX, Villanueva fue un gran atractivo para la llegada de familias europeas que se asentaron allí, con toda su cultura y aristocracia, y el acervo de la burguesía europea, no podía ser de otra forma y ellos no querían que fuera de otra forma, es lógico, eran gente venidas del otro lado del mar con ojos azules, rubios, blancos y una mejor visión de calidad de vida, entonces crearon un cerco amistoso y social para proteger sus intereses y genética, pero no cabe la menor duda que fueron ellos los que con su visión, ser, saber, saber hacer, colocaron a nuestro pueblo en un estatus social muy atractivo, incluso para el maestro Escalona. Me decía Beto Murgas que al hacerle un análisis a la obra de Escalona, encontró que el pueblo que más nombra en sus canciones es a Villanueva y son también de allí los personajes más nombrados en sus versos. Los Orozco, Daza, Lafaurie, Lacouture, Orsinis, Mansini, Kammerer, Hambuger, Celedón, Macenet, Ovalle, Bendec, Olivella, David, Avid, Ferreira, Pavajeau, Saurith, Socarrás, Marzal, Bernuy, Pabón, Corso, Pimienta, Dávila, Isaza, Morón. Apellidos asiáticos: Mazziri, Aarón, Sadhala. Rezagos de África: Los Montaño, y los vocablos: Calambúco, mandúco, Pandiao, Macumba, mandinga, cumbo, guineo chombo.

Es claro que si en Villanueva se deciden hacerle un monumento al café, a los grammys, a las dinastías, al mejor acordeonista del mundo por ser Villanueva patrimonio de arte y cultura nacional, también se lo tienen que hacer a las familias europeas, por ser parte indeleble de nuestra historia villanuevera al contribuir con su desarrollo arquitectónico, social, cultural, económico, político y además fueron mecenas de la música. Y algunos de sus descendientes lo siguen siendo. Habló de Ramón ‘Monche’ Dávila, Jaime Lacouture y ahora el actual presidente del Festival Cuna de Acordeones, José ‘Pepe’ Felix Lafaurie.

Por Rosendo Romero

 

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Rosendo Romero Ospino: