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Los empresarios políticos y la corrupción

Por: Imelda Daza Cotes
En la democracia colombiana escasean las virtudes como la coherencia y abundan vicios como la fragilidad, la debilidad, la hipocresía. Hay una enorme distancia entre los valores e ideales que proclaman los partidos y sus prácticas cotidianas. Poco tienen que ver los principios ideológicos que dicen defender, con lo que cotidianamente promueven y ejecutan los partidos que gobiernan. Prima la incoherencia y abundan las prácticas ajenas a la búsqueda del bien común, del bienestar de los ciudadanos, de la justicia, de la libertad o de la convivencia pacífica
De otra parte, los partidos han monopolizado la vida pública, son escasas otras formas de participación y acción ciudadana para tambien, acceder al poder; así la democracia se debilita cada vez más y genera apatía política en los ciudadanos que se sienten degradados a la condición de simples espectadores mientras los políticos activos se convierten en PROFESIONALES DE LA POLÍTICA, en expertos  EMPRESARIOS ELECTORALES, esa es su Carrera, es lo que saben hacer mejor; la política y el poder son el horizonte de su vida y aumentar y perpetuar ese caudal es su objetivo fundamental. Las opiniones o las coincidencias entre sus ideas y las del partido no es asunto que les preocupe. Los ideales cuentan cada vez menos. Las fronteras ideológicas entre los partidos se han hecho difusas; los liberales,  los conservadores y sus símiles son ahora más homólogos, las diferencias carecen de importancia, son todos simples organizaciones cazadoras de votos, de empleos, de cuotas de poder,  de recursos que los fortalezcan. Mientras tanto el ciudadano, o sea, el elector, pierde el interés en las opiniones, en los partidos y en la política; en él prevalece la indiferencia, no hay coincidencia entre sus intereses y los del político profesional. Ese divorcio conduce a la sustitución de la relación política-formal por la fidelidad personal que significa lealtad a un jefe y a su maquinaria que son la “personificación” del partido. Todo parece basarse en la máxima del “dame que te doy”
Esa metamorfosis que ha sufrido la democracia  la hace mas débil, desvirtúa su esencia y la corrompe porque los políiticos profesionales ponen su mayor empeño en obtener más recursos, en  “aceitar” su maquinaria electoral  que es el instrumento de trabajo para obtener el favor de los electores. El voto de éstos se logra a través de medios como el favor o la recomendación personal, la compra directa, el chantaje, la amenaza o cualquiera de los procedimientos clientelistas. En realidad, lo escaso es el voto libre, el voto de opinión. Parece como si la legítima opinión fuera la de quienes se abstienen de votar porque han comprendido que las elecciones son sólo un rito y como tal son intrascendentes
Desde luego esas maquinarias de los políticos profesionales demandan enormes gastos. Cada voto cuesta y cada campaña compromete sumas astronómicas que ningún patrimonio personal resiste ni ningún candidato arriesga. Suele argumentarse que: un político pobre es un pobre político. Por eso se esmeran en apropiarse del Presupuesto, de los dineros públicos, que por ser de todos no son de nadie. El Congreso, Los Ministerios, las Instituciones de todo orden, Las Asambleas, las Gobernaciones, Los Concejos, las Alcaldías, son botines apetecidos, proveedores de votos y de billete. El extinto ISS, por ejemplo, era una “mina” que facilitaba empleos, contratos de servicios, de obras y de suministros, robo de equipos y de medicinas. Se decía que ser “dueño” de un ISS, en ciudad capital, garantizaba medio Senado y una Cámara. Así operan las pescas electorales y el país clientelista
El problema del saqueo al erario no ha sido suficientemente dimensionado. Cuantificarlo es casi imposible por la naturaleza clandestina de sus transacciones, pero se sabe que es un freno al desarrollo y que afecta mayormente a las regiones más rezagadas.
La corrupción es algo tan cotidiano y tan corriente que lo invade todo, por eso a muchos ya no los sorprende y en vez de inspirar repudio genera escepticismo cuando no tolerancia cómplice con quienes exhiben tal habilidad para enriquecerse con facilidad.
Sin embargo, anima el entusiasmo y el coraje de quienes impulsaron la marcha de los ANTIFACES CONTRA LA CORRUPCIÓN. Ojalá el uso de la mascarilla no le haya facilitado a los corruptos camuflarse en el acto de protesta

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