EL TINAJERO
Por: José Atuesta Mindiola
Escalona es folclor auténtico: su raigambre es la lluvia en La Malena; su respiración vegetal es el aroma de la Sierra Montaña de El Plan y del Cerro Pintao de Villanueva; su nostalgia se nutre en las sabanas de su nativo Patillal, en las guitarras y los acordeones de Valledupar y en las parrandas de La Paz y de los pueblos de La Guajira, donde los amores fueron pinceles para el lienzo de su alma.
Tuvo en el hontanar de la memoria el arte de contar en versos diversas crónicas de la región, de exaltar los fraternos designios de la amistad, de describir los amoríos que tantas huellas dejan en el corazón. Tuvo el don de la sensibilidad para predecir las corrientes del Cesar y contemplar la Nevada y sus cumbres de nieves, donde el cóndor se niega al descenso del último crespúsculo.
Escalona es la máxima expresión de la composición vallenata; su obra es polifónica y versátil. Hay compositores que se quedan sólo en la línea de canciones de parrandas y sus efímeros amores. Escalona abarcó diversos tópicos: sucesos de la región, amores furtivos, elegías por la ausencia de amigos, afectos de protección paternal, solidaridad con la enfermedad de amigos. Además, fue el célebre embajador de la difusión del canto vallenato. Estas facetas de hombre plural, escritor, escultor, amante, embajador y promotor del canto folclórico vallenato, lo erige como la portentosa figura del folclor.
Si se va a elegir un afiche en homenaje al maestro Rafael Escalona, debe tener ciertas características pictóricas que refrenden la identidad de su obra, de su vida musical y de su región vallenata. Escalona es folclor. Escalona no es Pop, porque el pop alude a lo masivo y comercial. El arte pop fue un movimiento artístico surgido a finales de los años cincuenta (1950), cuyas características son el empleo de imágenes y temas tomados del mundo de la comunicación de masas y su aplicación a la pintura. Tiene como bases a las ciudades de Nueva York y Londres, por lo que pone especial atención a lo que sucede en esas metrópolis. Los motivos son no tradicionales (una lata de sopa, por ejemplo), lo que capta más la atención del público; además, las obras presentan un parecido asombroso con el modelo. El máximo exponente del movimiento, Andy Warhol, en una exposición el 24 de noviembre de 1962, en Nueva York, incluía la obra “El díptico de Marilyn Monroe”, que es la matriz que motivó al estudiante de la Facultad de bellas Artes de la UPC de Valledupar, a diseñar el tan criticado afiche que la versión 43 del Festival Vallenato.
La mayoría de los pintores de Valledupar no han mirado con buenos ojos este afiche, una de las razones que esgrimen es que un festival folclórico debe elegir un afiche acorde con la naturaleza del evento. El evento es un Festival de música autóctona vallenata, no es un foro de intelectuales, ni de metafísica ni de la diacronía de las artes plásticas. Tal vez, pensando en estos criterios los hijos del maestro Escalona mandaron a hacer otro afiche, que si tiene aceptación popular porque nos muestra el rostro universal del maestro y la identidad de su vida y su obra.
El folclor es folclor. ¿Qué es “Son amarraos”?, apreciado amigo, Efraín “El Mono” Quintero, una canción de su autoría que “El Binomio de Oro” puso de moda; es puro folclor, netamente anecdótico, y por la razón de tener unos versos coloquiales, esa canción no está condenada a no pasar de los Chicharrones de Bosconía. Debemos respetar el derecho a disentir y no pontificar como dueño de la verdad del conocimiento; recuerde lo que nos enseña el Principio de Falibilidad de Karl Popper: “Quizás tú tienes la razón o tal vez la tenga yo, pero es posible que estemos equivocados los dos”.