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Los dilemas de la seguridad

En los primeros 17 días del mes de enero, han muerto de manera violenta nueve personas en la ciudad de Valledupar. Más de una centena de hurtos y atracos a mano armada, la mayoría de ellos sin denunciar. Las calles se observan más solas en la noche, debido a que los delincuentes motorizados prefieren las horas nocturnas para cometer sus fechorías.

Aun con este escenario de inseguridad, la Administración Municipal le dio un espaldarazo a la Policía Nacional y fortaleció con motocicletas la labor que realizan los agentes en cada uno de los cuadrantes que constituyeron el año anterior. Este año se pasa de 14 cuadrantes a 28, lo que en la realidad debería significar una acción más eficaz y eficiente de parte de la Policía para evitar los hechos delictivos y atender los llamados de la ciudadanía.

Este respaldo es desde todo punto de vista oportuno y merece aplausos, y por ello debe corresponder el esfuerzo, compromiso y contundencia de los agentes asignados a cada cuadrante, para que la ciudadanía vea mayores y mejores resultados y no siga haciendo carrera la frase que hizo carrera en el 2013, cuando el Alcalde de Valledupar dijo que la inseguridad era un tema de percepción. No es un tema de percepción, es una realidad y como tal hay que enfrentarla, así como lo dijo el mandatario de los vallenatos en el acto de entrega al referirse a la disminución, casi desaparición, de las extorsiones y el microtráfico que se presentaba en la Central de Abastos de Valledupar.

Que no sigan ocurriendo casos como los sucedidos a *Esther (una mujer que trabaja en servicios generales en una empresa de la ciudad), que con el esfuerzo y sacrificio compró una motocicleta para su desplazamiento entre su hogar el trabajo, y en menos de un año la han atracado dos veces cuando va en movimiento.

El viernes dos hombres en otra moto la interceptaron y le arrancaron su bolso, donde llevaba la quincena que le acababan de pagar. No es justo que esto siga ocurriendo. Se necesita más malicia de parte de la policía que muchas veces pasa al lado de los delincuentes sin requerirlos para hacerles mínimo una requisa, aun cuando ante los ojos de los demás son sospechosos. ¿Es normal que diez o quince hombres tengan por costumbre reunirse en el mismo sitio en días hábiles para ingerir licor y jugar, con sus motos parqueadas a un lado? Esto ocurre en todas las comunas de Valledupar y la comunidad sabe que ahí están las guaridas de los delincuentes.

Vienen más dotaciones para la Policía en Valledupar y la comunidad espera más resultados. Los delincuentes son menos y la ciudadanía ávida de seguridad es mayor. La solidaridad y la denuncia de hechos delictivos contribuyen a disminuir este flagelo.

Categories: Editorial
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