A las mascotas les asisten derechos, pero también deberes, como seres sintientes, y como tales tienen sentimientos, entre ellos el del amor, pero en aras de la convivencia, igualmente les cabe el sentimiento de la vergüenza junto a sus propietarios, entonces siendo coherentes con esa concepción, deben tener pudor y pena para excretar y aparearse en público, vivencia que sonrojó en la Casa Blanca al entonces presidente, Bill Clinton, por una mala pasada de su mascota.
Roy Barreras propuso llevar las mascotas al Congreso de la República, pero le respondieron sus colegas de escaños, que en igualdad de derechos la corporación también debería albergar serpientes, tigres, leones, cocodrilos, animales ponzoñosos y cuanta sabandijas quieran llegar al Capitolio Nacional.
El emperador Calígula pasó a la historia por su carácter déspota y cruel, pero también por sus extravagancias. Una de sus excentricidades más famosas alude a su caballo preferido, ‘Incitatus’, al que se dice que quiso nombrar cónsul y sacerdote, hasta compartir a manteles con su cuadrúpedo de hipódromo.
Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido como Calígula, fue el tercer emperador de Roma, perteneciente a la dinastía Julio-Claudia, que gobernaron el imperio romano del 27 a. C. al 68 d. C., cuando el último de la línea sucesoria, Nerón, se suicidó, en referencia a los cinco primeros emperadores romanos emparentados con Julio César: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón.
Y como ahora los humanos quieren casarse con mascotas, aparece la zoofilia (relación sexual con animales) o bestialismo, incluida dentro de las enfermedades parafílicas, en la que estas especies forman parte fundamental de las fantasías sexuales o de la misma conducta sexual de una persona.
La disparidad entre derechos y deberes está causando conflictos sociales en los aeropuertos, universidades, aviones, terminales, buses, ascensores, cines, centros comerciales y otros escenarios de gran afluencia de personas, que discrepan por la presencia de mascotas en lugares públicos.
Hasta el papa Francisco se impacientó al momento en que una mujer le pidió que bendijera a su hijo de brazos, cuál asombro e indignación del sumo Pontífice, cuando salió de la bolsa un perrito, he ahí la desfachatez de reemplazar a los humanos por animales, sin desconocer que estos se han ganado un espacio importante en la sociedad, y cada día hay más personas que defienden sus derechos, pero hay muchos niños pasando hambre, acotó el prelado.
El jerarca de la iglesia planteó la necesidad de encontrar soluciones para revertir la tasa de natalidad en declive, recalcó las dificultades que los jóvenes tienen para formar una familia e hizo referencia a aquellos que tratan a sus mascotas como si fueran sus propios hijos.
Francisco pidió “políticas progresistas” para reactivar la natalidad y combatir las formas de exclusión social que están afectando a los jóvenes y su futuro, a la vez que demandó cambios en el gobierno para que los jóvenes se interesen en traer niños al mundo en una población que envejece desmesuradamente.