Desde mí cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
Ante los hechos abominables cometidos por los hombres que Álvaro Uribe Vélez nombró para administrar todos los bienes nuestros, nos tenemos que someter al estudio de la naturaleza del demonio.
Vamos a ver, es conveniente advertir que el pecado específico del diablo es el orgullo del que todos adolecemos, admitámoslo o no; todos los bienes terrenales son producidos para contentar la suficiencia de la que nos gusta hacer ostentación, pongamos por ejemplo la arrogancia de Andrés Felipe Arias, antes, en, durante y después del ejercicio de sus funciones.
Como el mencionado ente que nos ocupa carece de órganos sensitivos, propios de los encarnados, el temor, el dolor, el gozo y las otras pasiones sensibles no pueden darse en él. Entonces, tenemos que hacernos una pregunta ¿Qué siente Luzbel? ¿Qué siente Álvaro Uribe? Creo que nada, pero posee algo muy poderoso: la voluntad, y ahí radica su condena, porque al decir de Tomás de Aquino en la Summa Teológica “quiere que no sean muchas las cosas que son y quiere que sean muchas que no son”; de ahí parte su terrible infierno espiritual, su dolor inenarrable.
Ahora viene otra pregunta ¿qué tipo de conocimiento tiene Mefistófeles? Según Tomás de Aquino no ha perdido aquellos dones de inteligencia que por su anterior naturaleza, Luzbel, le pertenecían; pero en ellos ha quedado ofuscado, especialmente, ese tipo de conocimiento que otorga el amor.
Con todo, sus competencias son grandes por su anterior condición de ángel- presidente, por decirlo de alguna forma, lee algunos pensamientos de los demás. Además, la experiencia, acumulada a lo largo del tiempo lo hace un ‘empírico’ sin necesidad de basar sus conocimientos en lo sensible. Su conocimiento excede en mucho al que tienen los mortales y, por si fuera poco, puede además, operar ciertos portentos que causan pasmo, temor y admiración.
No es que pueda ordenar a los hombres ejecutar determinadas acciones, pero sí puede aplicar ciertas “semillas” que se hallan en los ‘elementos’ del mundo para que de este modo, se logren determinados efectos; de ahí que para todas aquellas ‘transformaciones’ que puede llevar a cabo mediante ciertas virtudes naturales utiliza aquellas semillas que puede manipular a su antojo: Familias en Acción, Agro Ingreso Seguro, Seguridad Democrática, entre otras.
Lo que no puede hacer es transmutar el orden natural de las cosas, por ejemplo, transformar al burócrata en honrado, y si a veces logra algún portento, no es que ocurra realmente, es pura apariencia, una especie de artificio. Puede suceder de dos maneras: Primera, por acción interior, afectando la fantasía del hombre y también sus sentidos corpóreos, de modo que vea otra cosa de lo que en realidad tiene delante. Segunda, por acción exterior, dando al aire ciertas apariencias y figuras que se muestren visiblemente y produzcan la correspondiente enfermedad de los sentidos.
Tomás nos advierte del posible influjo de los astros en el demonio. Pudiera parecer, por el efecto que ciertos incrementos del influjo lunar tienen sobre algunos, que el demonio en semejantes condiciones puede actuar con más facilidad y potencia, podrá aprovechar ciertos ‘aumentos lunares’ para perturbar la fantasía de los hombres…Álvaro Uribe es de signo Cáncer y lo rige la Luna.
Hay otras opiniones de varias escuelas del pensamiento: los peripatéticos, los platónicos; en algunas sectas búlgaras el demonio se presenta a los primeros cultivadores de los campos exigiéndoles acatamiento como señor feudal: es el señor de las tierras, bienes y cultivos; otorga la savia y la fertilidad (tal vez el derecho de pernada). El hombre medieval magnifica y teme al demonio, reconoce su poder; el renacentista pretende aprovecharse de sus poderes, el hombre de la Ilustración lo degrada y convierte en objeto de burla. ¿A qué escuela o periodo pertenece usted?.
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