En protestar y quejarse de las tales ciclorrutas o carriles de la carrera 9ª (1.7 kilómetros). Estrés, preocupación, inconformidad de los propietarios de los locales, conductores furiosos, así se puede resumir hasta ahora lo que ha producido las irresponsabilidades de Fredy Socarrás como alcalde. De acuerdo con un muestreo, en una semana sólo circulan 3 bicicletas y 50 motos.
Producto de esta medida, la congestión del tráfico vehicular en estas vías (calle 17 y carrera 9ª), parece una procesión sin fin. Así lo he venido comprobando, he recorrido palmo a palmo la carrera 9ª y la calle 17, y lo que observo es un despelote total en la movilidad y esta se dañó y el comercio empeoró.
La principal conclusión que se saca es que se advierte una improvisación y precipitud con esta medida de la administración Socarrás y lo que se nota es que este corredor vial sirve más bien de parqueo y tránsito de motos y menos de bicicletas y esto tiene su explicación por el centro, nadie trafica en estos vehículos. Por esto es que hoy hay más críticas que aceptaciones. La novena se angosto vehicularmente, se volvió un hervidero, sobre todo en las horas pico. Si un solo carro se detiene la fila puede llegar a 300 metros (3 cuadras). Yo diría que la novena se ha convertido en un tubo de agua. Si usted le reduce el tamaño, le va a disminuir el flujo. En el caso de la novena, desapareció con esta medida un carril vehicular, agréguele a esto la falta de pedagogía y de pronto, una señalización adecuada, hacen que los peatones, motos y carros invadan el carril que se supone es para las bicicletas. Los bolarditos nadie los respeta y los vehículos pasan por encima de ellos, dentro de poco, no habrá un solo bolardo, se acordarán de mí.
Para mí la ciclorruta fue implantada biche, de pronto, en otras vías podrían dar resultados (avenidas amplias), pero en este sitio no. Se evidencia mucha improvisación en la medida. La iniciativa puede ser buena para otro sector. Faltó estudiar dos ejes: la primera, comerciantes, conductores, peatones y ciclistas. La segunda, la planeación del tráfico.
Otro temita: Es el espacio público, que no es problema nuevo. Sin embargo, esto no puede conducirnos al conformismo y a la resignación. Es un asunto preocupante ver el peatón como sucede en la Calle del Cesar y aledañas arriesgando su vida en la calle al estar el andén totalmente ocupado por personas, por lo general, que no se encuentran en situación de vulnerabilidad, pues muchas veces se trata de comerciantes que prefieren sacar provecho de la ventaja de no tener que pagar arriendo ni impuestos, ni someterse al control de la autoridad para montar sus pequeños almacenes en las calles y si se tolera se está enviando un mensaje que de ser formal no paga.
No estoy de acuerdo con una política represiva, pero es necesario que las autoridades deban atender este fenómeno en toda su complejidad. Logrado esto, podemos pensar en peatonalizar la Calle del Cesar.
Quiero recordarles a los medios de comunicación ahora que se inician las campañas políticas que son fundamentales en la buena o mala imagen o fama del candidato, personas e instituciones. Con una palabra se puede barrer de un tajo una honra o poner en entredicho la constancia de un buen nombre. Lo que antes hacía el rumor, la maledicencia o la conseja, hoy se aumenta por la influencia de los medios de comunicación más peligrosa que una lengua afilada e insidiosa, es una información superficial o mal intencionada. Por eso es que los buenos nombres muchas veces miran con espanto a los medios de comunicación.
Por Alberto Herazo Palmera