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Los coletazos de Agro Ingreso Seguro

Por: Indalecio Dangond Baquero

Si mal no recuerdo, conocí a Andres Felipe Arias en un almuerzo de trabajo en el club de banqueros de Bogotá, cuando en el 2004 se desempañaba como viceministro de agricultura. Para esa época, el Presidente Alvaro Uribe me había designado como asesor en la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario y ese día analizamos, con la orientación del ex Ministro Carlos Gustavo Cano y los presidentes del Banco Agrario y Finagro, la política de subsidios al sector agropecuario y su impacto en el crecimiento productivo.

Como en nuestro país no existe una política de Estado para el sector agropecuario, los Gobiernos de turno siempre han implementado programas temporales de apoyo a los productores agrícolas. Desde muchos años atrás se vienen modificando el Incentivo a la Capitalización Rural –ICR-, el Certificado de Incentivo Forestal –CIF-, el Fondo Agropecuario de Garantías –FAG-, el Incentivo al Seguro Agrario, los programas de adquisición de deudas, subvenciones en coberturas de precio y tasa de cambio y reducción de impuestos entre otros.

Unos meses después, cuando Arias es ascendido a Ministro de Agricultura, se le dio por montar esa chimbita de programa de “Agro Ingreso Seguro’’, para garantizar 500 mil millones de pesos anuales, dizque para lograr, un exitoso desempeño del sector agropecuario colombiano frente al proceso de internacionalización de la economía. Como el TLC con los EE.UU se frustró, y por esa época en una reunión al Presidente Uribe se le ocurrió decir que Arias tenía talla presidencial, desde ese momento, Andres Felipe dejo de pensar como Ministro de Agricultura, y comenzó actuar como candidato a la presidencia de la Republica de Colombia.

Aprobados los recursos para el programa, el jefe de la cartera de Agricultura quedó con una chequera de medio billón de pesos que comenzó a repartir, a través de los famosos apoyos monetarios para sistemas de riego, ayudas a los grandes exportadores de camarón, flores y banano, gremios como FEDEGAN, Fedecafe, Fedearroz y Fedepapa entre otros, créditos blandos y en tiempos record a sus amigos industriales del sector de biodiesel y etanol, almacenes de depósitos y grandes cadenas de supermercados. Y por el otro lado, comenzó una maratónica carrera de nombramientos en entidades adscritas y vinculadas al Ministerio de Agricultura para amarrar los compromisos de apoyo de algunos congresistas de los partidos conservador y la U.

Todo lo anterior, produjo una indignación nacional y el pueblo colombiano le pasó la cuenta de cobro a Arias, castigándolo en las urnas y con la placa en el pecho del Robin Hood al revés, tal como lo bautizo el Honorable Senador Jorge Enrique Robledo.

Los coletazos de este escándalo sumado al fenómeno de este niño, no se hicieron esperar, desde hace seis meses están cerrados los incentivos a la capitalización rural ICR, la banca freno muchos créditos, la inversión se paralizó, el desempleo rural se disparo, hay menos aéreas cultivadas, los precios de los alimentos crecieron y los funcionarios del Ministerio de Agricultura por estar atendiendo a los investigadores de la Contraloría, Procuraduría y Fiscalía, no tienen tiempo para resolver los problemas de los productores del sector agropecuario.

Lamento contradecir a muchos amigos del programa AIS, pero las dificultades de los agricultores no se resuelven repartiendo subsidios de forma injusta y politiquera, sino a través de una política de Estado que enfrente los problemas coyunturales del sector, que ayude a contrarrestar y eliminar las causas de las ineficiencias de los negocios agrícolas y que establezca una defensa de la explotación familiar agraria como núcleo básico para mantener el empleo del sector, el desarrollo rural y el equilibrio territorial.

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