A los cesarenses los están matando más los carros y las motos que las balas. Así se desprende del último informe del Instituto de Medicina Legal, Forensis 2016, al que EL PILÓN hizo comentario editorial en días recientes.
Analicemos y miremos con cuidado las cifras de lesiones fatales para el Cesar, con el objetivo de sugerir a los gobernantes y ciudadanía, siempre de manera propositiva, algunas líneas de atención y sobretodo de acción.
Lesiones fatales Colombia y el Cesar
En Colombia se presentaron 25.438 muertes violentas durante 2016. Ello incluye homicidios (11.532), accidentes de tráfico (7.280), otro tipo de accidentes (2.940), suicidios (2.310) e indeterminadas (1.376). A pesar de que los homicidios bajaron, en una muy pequeña cantidad (53), con relación al año anterior, el total de muertes violentas aumentó en 757. Así que un primer llamado de atención, es mirar qué pasa con las otras causas de muertes violentas, diferente al homicidio.
En el Cesar hay un comportamiento diferente, y el orden de los factores sí altera el producto y sobre todo, alerta sobre las acciones de política pública que se hacen necesarias. La primera causa de muerte en el Departamento son los accidentes de tráfico, ya sea en carreteras, ciudades, motos o carros. Peatones o conductores.
En segundo lugar tenemos los homicidios, suman ellos 172. Se asesina una persona en el Cesar día por medio, lo cual es aberrante. En tercer lugar están las muertes accidentales, y finalmente los suicidios, uno cada semana.
Los muertos en la via
Dijimos que la primera causa de muerte son las de transporte. Si se analiza el cuadro de muertes violentas de los municipios del departamento, y se observan las muertes por accidentes de tráfico encontramos que hay municipios en donde más del 50 % de sus muertes violentas fueron por esta causa. Aguachica, San Alberto, Chiriguaná, Bosconia, todas en la Ruta del Sol, tienen mucho más muertos por tráfico que por homicidios. Si a estos cuatro municipios se le suman los muertos por transporte de Valledupar, tenemos que ellos cinco suman el 60 % de ese tipo de muertes en el Cesar. En Valledupar murieron casi el mismo número de personas asesinadas que por accidentes de tránsito. Entonces las autoridades ya saben dónde priorizar y tomar acciones para impedir que se repitan los accidentes en el mismo sitio o por la misma causa. Estas pérdidas de vidas son perfectamente evitables.
Una primera recomendación tiene que ver con acelerar la construcción de las vías 4G que atraviesan el departamento, bajo el entendido que ellas ayudarán a evitar dos de las causas más protuberantes de muertes en carreteras: la invasión del carril contrario y el estacionamiento de vehículos a la vera del camino. Si las 4G, léase San Alberto-El Copey y Valledupar-Bosconia, ayudan a esto, y no aumentan los accidentes por exceso de velocidad y microsueños, podemos dar un paso adelante, evitando las muertes en carreteras. La segunda recomendación es educación, educación, educación. Especialmente para los “ases del volante”, jóvenes y adultos, cuidarse del exceso de velocidad y de la mortal combinación licor-conducción. El Gobierno Nacional está poniendo a funcionar, muy en mi parecer, la Agencia Nacional de Seguridad Vial. El departamento del Cesar entró en alianzas con ellos, ojalá esta rinda frutos, que no pueden ser otros que salvar vidas.
Homicidios
Los homicidios en Colombia vienen disminuyendo, básicamente por el acuerdo de paz en La Habana. Mientras Forensis reconoce 2.134 homicidios por violencia sociopolítica en el 2006, para el 2016 se habían reducido a 210. En total, se pasó de un pico de 17.459 asesinatos totales en 2010 y una tasa de 39.39 por 100.000 habitantes a 11.532 y una tasa de 23.66.
Si nos comparamos con otros países, estamos muy lejos aún, en un estadio de barbarie podríamos decir. China que tiene 1.350 millones de personas tuvo prácticamente el mismo número de homicidios que Colombia, 11.286, con una población 30 veces mayor. Mientras la tasa de homicidios por 100.000 habitantes es de 23,6 para Colombia, en China es de 0.8. Nuestro vecino Venezuela, va mal, y presentó 18.230 homicidios el año anterior, para una tasa de 58/100.000 con 30 millones de habitantes. Finalmente y para dar un mensaje positivo, tenemos a Chile, con una población de 18 millones de habitantes y una tasa de 2.7. Sólo tuvo 495 homicidios. La tasa para el Cesar fue de 16,52 en el 2016.
El Cesar tuvo señales alentadoras para el 2016, sin embargo, sabemos que para 2017 la situación ha empeorado, aumentado en el primer semestre los homicidios en un 50 %. Miremos que pasó dentro del departamento en el 2016.
El cuadro inferior hay que revisarlo desde dos ángulos. De una parte poner cuidado con los municipios que tienen el mayor número de homicidios, empezando por Valledupar, que tuvo 70, seguido por Aguachica con 20. Pero igualmente hay que mirar los que tienen las más altas tasas de homicidio por 100.000 habitantes, que son de lejos González y Chiriguaná. Así que los de más altas tasas son municipios que hay que prestarles atención independiente de su tamaño. En ambos casos hay que tomar medidas específicas y sobre todo construir política pública con participación multi-institucional y con equipos interdisciplinarios. No es sólo la Policía, ni los padrinos externos quienes van a solucionar los problemas de violencia de los cesarenses y en particular de los vallenatos. Cómo en algún cuento de Borges, la solución y el tesoro está enterrado dentro de la casa y se llama, inversión social, inversión en seguridad, aumento de pie de fuerza, instrumentos de vigilancia y monitoreo, eliminar la corrupción, etc. Pero sobre todo liderazgo y norte claro. Estrategias y política pública. Esa es la solución.
Suicidios
Es lamentable cualquier tipo de pérdida de vida humana, pero más las relacionadas con los suicidios, porque de una parte son muertes prevenibles y de otra reflejan un terrible estado de angustia y de ansiedad por la que pasó ese ser humano. En el Cesar se presentaron 49 suicidios en las 52 semanas del año. Prácticamente uno semanal, la mitad de los cuales, se presentaron en Valledupar.
Hay suicidios de todo tipo, de jóvenes y de adultos. La gran mayoría de los que se suicidan son hombres, 41, mientras que es menor el número de mujeres, 8. Con causas que van desde el tener enfermedades terminales, problemas económicos o desamores. La atención psicológica o psicoanalítica, muchas veces menospreciada y casi siempre malinterpretada por la sociedad es una de las necesidades más urgidas en una sociedad que está saliendo de una guerra que generó muchos traumas y cicatrices llenas de dolor y afectaciones emocionales.
Recomendaciones
Para las lamentables muertes en las carreteras, se necesitan vías más seguras y mayor educación tanto al peatón como al conductor. Pero debo decir, que la prospectiva no es alentadora. La crisis financiera de la constructora de la Ruta del Sol 3 y la cancelación del contrato a Odebrecht en la Ruta del Sol 2, puso al Cesar en el peor de los mundos. No hay constructores que estén trabajando aceleradamente en las vías. Entonces apurar y presionar para una solución debe ser la tarea de las autoridades ante el Ministerio y la ANI en Bogotá. La Ruta del Sol 2, lleva ya nueve años desde que se adjudicó y la 3, siete años.
De otra parte el desorden y la anarquía del mototaxismo, que no es ni transporte seguro, ni trabajo decente, ni formal, pero que si está contribuyendo a los accidentes fatales y no fatales, debe ser regulado y sobre todo hacerlo más seguro, vía equipamiento adecuado de las motos para poder transportar pasajeros con mucho menos riesgo. No cómo se hace hoy día.
En cuanto a los homicidios, se requiere política pública y estrategias multidimensionales. No es sólo la policía, la responsable. Se requiere garrote y zanahoria. Se requiere trabajo mancomunado con la comunidad. Pero sobre todo se necesita dirección y norte. Orientación y liderazgo por parte de las autoridades civiles. Hay que buscar ayuda por fuera de los que saben, sin embargo tener claro que la solución es local, igual que el esfuerzo.
Finalmente en el tema de suicidios, en un país en postconflicto y saliendo con una gran cantidad de heridas emocionales, de una guerra, así fuese sido de baja intensidad, incrementar la atención psicológica y darle vigencia e importancia a la salud mental debe estar en los planes gubernamentales de alcaldes y gobernaciones.
*Investigación y Gráficas: Juan Felipe Echeverry. Economista. U. del Rosario. Bogotá.
Por Fernando Herrera Araújo*