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Los ‘cara de culo’

Si usted es pobre, feo y sin ningún talento, más le vale que empiece a poner de su parte por ser una persona agradable, con buenos modales y siempre  irradiar una buena vibra y como se dice coloquialmente “caerle bien a los demás”, porque de lo contrario la vida le pasará por encima y ni cuenta se dará; ahora bien, si es rico, famoso, talentoso y bien parecido (a) pues tampoco le luce andar con cara de pocos amigos puesto que las relaciones humanas se basan precisamente en la capacidad que tenemos de cómo hacer sentir a los demás.

Existe un proverbio chino que dice “que una cara que no sabe sonreír no debe abrir una tienda” y definitivamente aplica para todo y para todos; sin embargo, sigue arraigada una falsa idea entre un sector de la humanidad, especialmente el mundo occidental donde el mantener una expresión facial tosca, de desprecio, de desánimo, llena de muecas y poco agradable es sinónimo de personalidad fuerte y de marcar líneas de respeto, nada más alejado de la lógica y la realidad puesto que ese tipo de actitudes solo logra alejar a la gente de su alrededor, nunca cosechará relaciones duraderas y mucho menos sanas puesto que casi siempre lo que expresamos en nuestro rostro son en realidad máscaras que ocultan inseguridades y casi siempre miedos.

Por el contrario, las personas que se muestran genuinamente felices, de buen humor, agradables al saludar y contagian con su buena vibra, cuentan con las más altas posibilidades de entablar relaciones, ganar en la vida y lo más relevante es que según la OMS (Organización Mundial de la Salud) las personas que sonríen tienen 90 % menos probabilidades de padecer Alzheimer puesto que durante la sonrisa se generan reacciones químicas en el cerebro donde participan además de la amígdala y el hipotálamo, las hormonas como la endorfina, la serotonina y la dopamina que contribuyen a mejorar incluso el dolor físico.

Si todo lo que le he dicho hasta el momento le parece irrelevante, haga usted mismo la prueba y recuerde cuando fue la última vez que se topó con una amargado (a) o con esas personas que con solo ver la expresión de su rostro causan dolor de estómago y me cuenta cuál fue la emoción que sintió o qué reacción le causa, o solo piense en la persona más desagradable que usted conozca y trate de describir la sensación con solo traerla al pensamiento, le aseguro que conozco la respuesta. Casi siempre este tipo de personas mal encaradas y con actitudes de malacrianza y de asociales, tienen serios traumas psicológicos o problemas con su autoestima y terminan creando corazas o máscaras para no mostrarse vulnerables frente a los demás.

Finalmente, si algo tenemos claro es que la amargura y los malencarados nunca contagiarán a nadie; es decir, no conozco de casos donde un amargado llegue a una fiesta y con sus actitud de cara de vinagre haya cambiado la energía de ese espacio, pero sí conozco muchos donde una persona con buen sentido del humor puede contagiar a todo un grupo por muy sobrio o triste que sea el escenario, para los que leen la versión digital, les dejo el enlace de un experimento social que se realizó en un tren en Europa donde una persona logra contagiar a todo un vagón con su pegajosa carcajada. https://www.youtube.com/watch?v=skKSdpJfAyc  y para los que leen la versión física, busque en YouTube el video (La risa se contagia). 

La sonrisa es la llave que abre todas las puertas, suaviza tensiones, facilita el diálogo y acerca a las personas por muy desconocidas que sean, pero además, los buenos modales, la amabilidad, el respeto por el otro, la demostración que hemos evolucionado de lo más primitivo donde las reacciones instintivas nos vuelven violentos y agresivos por naturaleza, deben migrar hacia la sensibilidad y la buena vibra.

La próxima vez que usted se encuentre con una cara de vinagre, o con los que coloquialmente llaman “caras de culo”, regáleles una sonrisa, le aseguro que pueden pasar una de dos cosas posibles, que su cerebro haga corto circuito y entre en shock, o por el contrario el sistema límbico y el córtex prefrontal haga su trabajo y presione a los músculos faciales (cigomático mayor) y lo obligue a  devolver la sonrisa.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya.

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