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Los candidatos y las entrevistas

MI COLUMNA

Por Mary Daza Orozco

Todo trabajo periodístico, no importa el tiempo, deja experiencias, anécdotas y sinsabores, que hacen al oficio más apasionante. Y digo que no importa el tiempo en el sentido de haber pasado años ejerciéndolo, porque siempre se siente la misma efusión, siempre es nuevo, siempre interesante.
La entrevista es el género periodístico que más nos acerca al ser humano, ese que está ahí dispuesto a contestar preguntas que nunca había soñado que le hicieran, que no hubiera querido contestar, pero que a la larga lo hace y trata temas que no quería que se trataran. Es la confesión ante un reportero que quiere sentir el gozo de ser el primero en escucharle y divulgar sus arrebatos de franqueza, o ante el que se desvían respuestas comprometedoras y se hace gala de un histrionismo sorprendente.
Para que una entrevista tenga éxito se necesita sólo un periodista dispuesto a preguntar, comprensivo y muchas veces incisivo, irreverente; y un entrevistado franco o  quizás elusivo y sinuoso. Se necesita que el periodista siga la respuesta, la escuche atento, para que de ella  saque la siguiente pregunta, no llevar un papel    con       lo que se va a preguntar porque por estar pendiente de la pregunta que sigue se pierde  de concretar o descubrir temas que ha tocado el interlocutor, las preguntas son consecuencias de las respuestas.
Pero bien, esta no es una clase de periodismo, la introducción es para comentar que en las recientes entrevistas que hice a todos los candidatos, a la alcaldía y gobernación, se dieron todas esas circunstancias aunadas al ambiente en que se desarrollaron.
Los ambientes más agradables: el patio de Omaira Herrera, la casa- campo de  Gonzalo Gómez, el patio tropical de Basilio Padilla.
Los entrevistados más amables: todos, ¡si son políticos en campaña!
La respuesta más polémica: ‘Voy a ser presidente de Colombia’, de Luis Alberto Monsalvo.
La más bonita, la de Omaira Herrera: ‘Mi anhelo más acariciado es una vejez como la de mis antepasados, lúcida y serena’.
La respuesta más contundente, la de Arturo Calderón: ‘Lo único que quiero es ser un excelente gobernador’.
Los más concisos: ninguno, todos querían decirlo todo a pesar de que los reconveníamos que fueran al grano, uno optó por una solución axiomática: Arturo Calderón: ‘Haga con todo lo que le he dicho lo que quiera’, extremo  de confianza en la entrevistadora.
La más racional: la de Rubén Darío Carillo.
La más coloquial: la de Fredys Socarrás.
La más espiritual: la de Gonzalo Gómez Soto.
La más accidentada por desencuentros y averías en la grabadora: la de Tuto Uhía.
La más descomplicada: la de Omaira Herrera.
La más rápida: la de Miguel Morales.
Las que casi no dan chance para preguntar: Basilio Padilla y Omar Martínez.
La más inteligente: lo sé, pero no lo digo.
La más nostálgica: la de Romelías Durán.
Las más serenas: la de Rubén Darío Carrillo y Gonzalo Gómez
La de mejor sentido del humor: Arturo, Omaira y Omar.
El que más promete: Omar Martínez.
Las más simbólicas: Miguel Morales y sus arepueladas, y Omar Martínez con su bus como oficina.
El más impertérrito: Rubén Darío Carrillo.
El que más sorprendió: Luis A. Monsalvo, porque respondía con rapidez, y echó por tierra la idea de que no sabía contestar, no quiero decir con esto que fueran las mejores respuestas, cada quién tuvo sus aciertos y desaciertos.
El más concreto: Arturo Calderón.
El de más difícil expresión: también lo sé pero no lo digo.
El que contó con la presencia de la esposa, atenta y amable: Fredys Socarrás.
Los más agradecidos: Omaira, Romelías y Luis A. Monsalvo, llamaron a decir gracias, ese es el mejor premio para un periodista; pero no se le debe esperar, sólo hacer el trabajo, con seriedad. La gratitud no se hizo para que la sientan por los que trabajamos en esto, nos consideran un servicio público como el agua o la luz, y qué bueno, porque nos hacemos vitales.
Ahí están los candidatos, gracias a cada uno por las interviú que me concedieron y que gane el mejor. ¿Será?

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