La escena de niños jugando en las calles y parques es normal en cualquier barrio de Valledupar, pero las autoridades han identificado que un sector de la ciudad algunos menores, mientras desarrollan sus actividades recreativas, son utilizados como centinelas o ‘campaneros’ de las redes de microtráfico.
Nueve de Marzo, El Pescaíto y La Macarena, ubicados en la margen derecha del río Guatapurí, son algunos de los sectores donde los niños y adolescentes están siendo reclutados por grupos de delincuencia común dedicados a la venta de estupefacientes, para que sean los encargados de informar sobre la presencia de desconocidos, fuerza pública o integrantes de otras bandas que llegan a la zona.
A través de gritos y acciones corporales, los menores advierten a los líderes de la organización criminal y estos después les pagan con unos cuantos pesos.
El reclutamiento de menores para estas prácticas acarrea deserción escolar, que en ese sector de la capital del Cesar ha aumentado. Según las autoridades en los barrios de la margen derecha hay alrededor de 1.500 menores de edad y se estima que más de la mitad no estudian.
De acuerdo con las investigaciones, esos niños y jóvenes que no asisten a un plantel educativo están al mando de los grupos de delincuencia común, otros se dedican a la mendicidad o a trabajar por órdenes de los padres de familia.
“No son mafias, son grupos de delincuentes que se aprovechan de estos jóvenes que no tienen nada que hacer, los enredan y los meten al consumo y allí los menores de edad terminan buscando los recursos para seguir consumiendo”, indicó el comandante operativo de la Policía en el Cesar, el coronel Mauricio Bonilla.
Las autoridades han detectado que la influencia de estos grupos delincuenciales en los niños y adolescentes, cada día es mayor.
“En busca de la necesidad y de algo rápido, pues sencillamente son las personas que en caso de una requisa guardan la droga, las armas o les avisan. Hemos visto que cuando llegamos hacer intervenciones y requisas algunos menores de edad van delante gritando que llegó la Policía, se forma cierto desorden porque algunos huyen y se encierran en las casas, son esas personas que están en la ilegalidad las que actúan de esta manera y estos menores a veces funcionan como de ‘campaneros’, porque de alguna manera están vinculados con estos delincuentes y terminan sirviendo por algunas monedas”, dijo el Coronel Mauricio Bonilla.
Fuentes extraoficiales manifestaron que los niños que se acercan a la estructura empiezan como ‘campaneros’, luego pasan a ser transportadores o ‘carritos’, encargados de llevar y traer pequeños paquetes de droga e incluso armas de fuego. Después asumen funciones más importantes en la organización criminal como expendedores. Estas bandas se aprovechan de ellos por su edad, ya que al ser capturados al poco recobran la libertad.
EL PILÓN conoció que por dinero o algún tipo de protección, los padres de familia están permitiendo el ingreso de sus hijos a estas bandas dedicadas al microtráfico.
“Encontramos que en ese sector adolecen de servicios básicos, los menores de edad que hay una gran cantidad, entendemos que pueden ser más de 1.500 niños que son los que la comunidad nos cuentan, no todos estudian, no tienen esa posibilidad de un colegio cerca y no tienen nada que hacer. Estos espacios permiten que el niño que no tiene nada que hacer, se dedique a levantarse, comer algo y después salir a jugar y estar en la calle todo el día; esto sucede con más de la mitad de los niños, según nos informan las personas, y es ahí donde empiezan a ver debilidades y la oportunidad del delincuente”, agregó el coronel Mauricio Bonilla.
Ante el oscuro panorama la Policía adelanta una estrategia se seguridad dividida en tres etapas: choque contra la delincuencia, intervenciones y patrullajes en sitios vulnerables y por último, que tal vez es la más importante, actividades de prevención y participación comunitaria.
“Empezamos hacer unas actividades de prevención y participación comunitaria, llevamos actividades lúdicas para los niños y otras con los padres de familia hablando sobre la prevención de la drogadicción y allí fue donde nos dimos cuenta que la comunidad acepta esos espacios, los reconoce y agradece porque evidentemente lo que hay es una falta de presencia de todos los que somos Estado. Sabemos que es una comunidad que hace parte de un sector que son invasiones y han estado en la ilegalidad desde el momento que empiezan a llegar a ese sitio y así mismo reconocen la ilegalidad como lo único que conocen”, concluyó el oficial.
Deserción escolar
Mientras las autoridades investigan las denuncias sobre niños y adolescentes que forman parte de estos grupos ilegales, al municipio le preocupa el hecho de que los más pequeños están dejando de lado los estudios para sumarse a la delincuencia.
A la Secretaría de Educación de Valledupar han llegado quejas sobre un alto número de menores que dejaron de asistir a clases, principalmente en ese sector de la ciudad.
La oficina de cobertura de este despacho se apersonó de la situación y en repetidas ocasiones han hecho presencia en los barrios vulnerables de la margen derecha del río Guatapurí con campañas de matriculatón, pero dicha actividad no ha sido de acogida por los habitantes.
“Hemos ido en dos ocasiones al sitio con el equipo de cobertura, más precisamente en los alrededores de la Inspección de Policía Permanente Central; el año pasado en el mes de octubre estuvimos allá desde las nueve de la mañana hasta el mediodía y no tuvimos acogida de padres de familia que nos lleve a los niños a matricular. Este año hicimos lo mismo, preocupados porque supuestamente hay unos alumnos que están por fuera del sistema, nos fuimos para allá con el rector de la Institución Educativa San Joaquín junto a unos docentes, nos reunimos con los líderes de ese sector en la Contraloría, les pedimos una fecha para hacer la matriculatón y como lo dije anteriormente, no salió ningún padre de familia ni alumno”, indicó Rubén Romero Ramírez, coordinador de cobertura de la Secretaría de Educación Municipal.
Para incentivar a los padres y niños en inscribirse a un plantel educativo la Secretaría de Educación adelanta estrategias como los comedores infantiles y transporte escolar, con el fin de que no haya excusa de desertar de clases.
“En esa margen derecha del río hemos estado preocupados siempre por algunas quejas que han puesto algunos líderes de ese sector, sin embargo hemos estado muy atentos en el tema de los niños y niñas que se encuentran allí. Hemos acordado con el rector mantener en la marguen derecha una escuela, la subsede del colegio San Joaquín, la cual tenemos muchos cupos disponibles para primaria, para bachillerato el municipio ha montado la estrategia de transporte escolar tendiente a que todos los menores del sector puedan salir a estudiar hasta la institución educativa de San Joaquín”, explicó Romero Ramírez.
El funcionario dijo que insistirá con los líderes comunales de esos sectores vulnerables, en matricular a cada niño y adolescente, con el fin de alejarlos de las drogas que los asecha.
Agregó que la deserción escolar puede entenderse como el abandono del sistema escolar por parte de los estudiantes, provocado por la combinación de factores que se generan tanto al interior del sistema como en contextos de tipo social, familiar, individual y del entorno
De acuerdo con el reporte anual de deserción escolar, en el 2015 en Valledupar hubo una disminución de 6.91% en comparación con el 2014 que registró 7.5% de abandono de estudios.
En materia de matrículas, a corte de junio de 2016 aumentó 1.364 más en comparación con el año pasado que fue de 77.428.
Hablan los expertos
La especialista en psiconeuropsiquiatría y rehabilitación, María Eugenia Sarmiento, explicó que cuando un niño o adolescente consume cualquier tipo de alucinógeno y se vuelve adicto, lo más probable es que deje se asistir a clases para conseguir dinero que luego sería usado para la compra de sustancias.
“Son muchos los factores que un adolescente y un niño se involucre en el mundo del microtráfico de las drogas, algunos de ellos sería el entorno, la pobreza, la negligencia de los padres que no supervisan con qué clase de amigos andan sus hijos, no se dan cuenta que es lo que hacen cuando salen del colegio, si van hacer una tarea u otra actividad. Niños que carecen de afecto o rechazo por parte de sus padres, hace que se involucren en el consumo de la droga y por querer tener dinero son manipulados por adultos irresponsables que lo que buscan es hacerle más daño a esta sociedad”, mencionó la psicóloga.
Mohamed Osman Díaz
Mohamed.osman@elpilon.com.co