No son como yo creía. Recuerdo con esta canción un poema o tal vez un salmo como aquel que “señala el camino en que se debe andar”.
Desde el punto del autor, “Los caminos de la vida” abordan las dificultades que enfrentan las familias humildes en su lucha constante por superar las adversidades. La letra de esta sensible canción expresa el dolor y la resignación de un hijo que observa cómo su madre envejece y sufre sin poder ofrecerle una vida mejor. Este sentimiento de impotencia es común en muchas familias, donde el amor y la unión se ven puestos a prueba por las circunstancias económicas y sociales.
Omar Geles captura con maestría la esencia de la vida cotidiana. La canción resalta la importancia del apoyo mutuo, la resiliencia y la esperanza, elementos fundamentales para enfrentar los retos familiares. En definitiva, “Los caminos de la vida” es una oda a la familia, a los sacrificios y al amor incondicional que la sostiene.
La vida de un hombre pobre es un camino arduo y lleno de desafíos, donde cada día se enfrenta con la incertidumbre y la lucha constante por la supervivencia. Cuando se nace en la modestia, y la infancia está marcada por la carencia de recursos, obliga a forjar prematuramente el destino y que, redimensionado por algunas circunstancias de la vida, las puertas abren sus hojas a su paso oportunista cuando el entusiasmo permanece en el espíritu. A temprana edad, se comprende que el esfuerzo es la única herramienta para abrirse paso en un mundo que parece implacable y desigual.
Los días comienzan antes del amanecer, el trabajo no aparece, la educación formal se hace un lujo inalcanzable, y se convierte en una aspiración sacrificada en pos de la subsistencia. Sin embargo, la falta de oportunidades académicas no apagan el deseo de aprender, y la sabiduría se forja en la escuela de la vida, donde la experiencia es la mejor maestra y cuando se lleva por dentro una inclinación por algo y hacia algo, sale a relucir el espíritu del ingenio y la creación que permiten vencer obstáculos y el reencuentro con lo tácitamente inesperado, en este caso, el arte de la poesía y el canto que a través del lenguaje universal de las emociones y del entusiasmo, se hace evidente.
El hombre modesto y en la pobreza, encuentra en la familia y en la comunidad un apoyo vital. A pesar de las adversidades, se es capaz de disfrutar de pequeños momentos de felicidad, hallando belleza en lo sencillo y valorando profundamente lo que se tiene.
La pobreza no sólo impone limitaciones materiales, sino también lo enfrenta a uno con el desprecio y la marginación social. Sin embargo, cuando la dignidad permanece intacta, y con resignación la esperanza asoma, es posible soñar con un futuro mejor
¡Los caminos de la vida no son como yo pensaba!
Son muy difícil de andarlos
Y no encuentro la salida…
Nacido de la humildad, este compositor romántico canaliza sus emociones más profundas en melodías llenas de afecto. Su infancia en un entorno modesto le inculcó una sensibilidad única, reflejada en cada nota que compone. Con sencillez y autenticidad, su legado perdurará, recordándonos que las grandes obras pueden surgir de las circunstancias más humildes. Esa es la conformidad del pobre, al que cualquier don le basta.
La pobreza cuando se convierte en virtud, es de pocos, en especial de los que no conocen la soberbia y se alejan del orgullo y esos son los que al final encuentran que los caminos de la vida también conducen al bienestar entre más difíciles sean.
La grandeza de una persona no se valora por ningún atributo personal o particular, se tasa por la grandeza de su corazón y la humildad de su alma alejada siempre de la prepotencia, de la vanidad y del orgullo.
Pero, al final, nuestra mejor elección no es dejar que el azar nos enseñe el camino que ha establecido como recto, hay que buscarlo con el esfuerzo y la perseverancia.
Si nos dejamos guiar por el sentimiento maternal, no sufriremos el remordimiento inevitable que proviene de tomar malas decisiones; exactamente esto fue lo que hizo el compositor que al final encuentra la salida que le permitió una vida mejor donde la nobleza del corazón superó las dificultades de muchos tipos, en especial las económicas.
¡Dios lo bendiga siempre!
Por: Fausto Cotes.