Por: José M. Aponte Martínez
En 1956 cuando me vine a vivir al Valle, de interno en el Loperena, oí hablar al Dr. Carlos Dangond Daza de la represa del Río Guatapurí, que llámese como se llame ahora ese proyecto con ese nombre lo voy a identificar; para esa época el costo era la exorbitante suma de U$2.000 y hoy 54 años después el valor asciende a U$200.000 verdes, o sean $400.000.000.000.oo de populistas Gaitán o Gaitanes, pues a pesar de que los apellidos no se pueden pluralizar, la norma gramatical dice que debe haber concordancia entre el adjetivo y el sustantivo y además hay eufonía que acaricia el oído.
El miércoles, como cosa rara, asistí a una reunión a la Cámara de Comercio sobre ese tema, pero más que todo pendiente de verme con el Alcalde Luís Fabián Hernández y hablar con él un momento para sentirme parte de su administración, pues la Oficina de Protocolo a quienes lo seguimos y defendimos en su campaña nos tiene desterrados e ignorados y jamás nos ha cruzado una invitación y conseguir una cita con él no es fácil y es imposible hacerlo por celular.
Se disertaron muchos temas sobre la represa del Río Guatapurí pero no pude ver al Alcalde porque delegó en su Secretario de Gobierno al igual que el Gobernador en el de él, y de verdad que tanto el Dr. Romero como el Dr. Carrillo estuvieron a la altura y como la “conversa” era interesante me quedé, intervine y me ilustré acerca de este ambicioso proyecto redentor de la economía agropecuaria y salvador para que en un futuro nuestros nietos y bisnietos no pasen el Sahara en patines. Conocí el proyecto elaborado por Emdupar desde hace más de tres años, cuyo gerente tampoco fue y se habló de las conveniencias, que son muchas, e inconveniencias que son bastantes, pero la conclusión es que hay que hacerlo o de no en el futuro son muchos los que clamarán por un vaso de agua, tendrán que volver al uso de las letrinas donde no se consume agua, al mejor estilo del Mono Aaron en Urumita se asearán diariamente con alcohol y los alimentos serán asados o al vapor, amén de muchas cosas más donde el agua es factor indispensable.
Al salir compré El Tiempo y al hojearlo encontré este titulo “Denuncian en Antioquia un “Cartel” de los embalses”, me interesé y leí que no es otra cosa que miles de personas comprando tierras o invadiendo la cuenca del Río Cauca para poder tratar de vender mejor o pedir indemnización al Estado y traumatizar la construcción del embalse Pescadero – Ituango, la mayor hidroeléctrica del país que generará 2.400 megavatios, con un costo de U$3.000.000.000 de dólares que si los convierto en pesos, se me acaba el espacio con tantos ceros y no puedo concluir nada.
Aquí también tenemos un “Cartel” en la represa del Guatapurí, constituido por indios o indígenas que cuando oyeron el run run de Los Besotes se salieron de sus resguardos y ámbitos sagrados y hábilmente, no hace muchos años invadieron esos terrenos, se asentaron en ellos y les legalizaron sus predios y han construido una población a donde no dejan entrar a ningún extraño, hasta llegar al abuso y colmo de impedir que el Dr. Calixto Ortega, según él de sus mismos ancestros, autoridad en Geología, entrara a esos lares para adelantar los estudios geológicos de los suelos de Los Besotes.
Pero eso tiene remedio, como tiene remedio todo lo que tiene valor y que debe ser rápido, pues los indios son humanos y como tal también les gusta el billetico y ó los indemnizan o los reubican en tierra de buena calidad, construyéndoles un bello pueblo indígena con el nombre que ellos quieran o simplemente Los Besotes, o de no, por cuenta de ellos nos vamos a morir en un futuro de la sed.
Gobernador Cristian Moreno y Alcalde Luís Fabián Fernández, aprovechen y lúzcanse pasando a la historia del Cesar como grandes y comiencen esta obra, por lo pronto con recursos propios y sus nombres siempre serán recordados con gratitud y cariño por los Cesarenses.