Alguien en este país debería someter a las entidades bancarias a que no sigan abusando de los clientes, porque hay quejas a tutiplén de los servicios que prestan y le echan mano a sus dineros como pulpos hambrientos.
Entiendo que en el Congreso cursa un Proyecto de Ley a fin de eliminar los cobros exagerados de las transacciones bancarias que deben pagar los clientes.
Las transacciones más costosas son: cuota de manejo por tarjeta débito $10.500, consulta de saldo $3.965, retiros por cajeros de la misma entidad $1.500 y consignación nacional $15.805. Pero hay ejemplos concretos: Banco Falabella cobra $7.500 por retiros de las cuentas de ahorros en su sede y el Bancoccidente $5 mil por una copia del saldo de un crédito, cuando una fotocopia en cualquier parte vale cien pesos. AvVillas cobra $7.500 por avances de tarjetas de crédito y Banbogotá mensualmente descuenta sus transacciones a los clientes.
En fin, el decir es que usted paga un crédito hasta cinco veces y una chequera vale hasta $300 mil, por Dios.
Bien hacen muchos colombianos en desconfiar que sus ahorros estén en los bancos y el decir común es que “yo no guardo mi plata en bancos, porque cuando la voy a sacar me cobran para que pueda retirar mi propia plata”.
Los colombianos están hasta la coronilla de tener que hacer largas colas para retirar sus dineros de sus cuentas, pagar a diario las transacciones y para colmo les entregan una tarjeta la cual deben pagar por el uso y sostenimiento mensual, mientras que esos emporios reportan ganancias de miles de millones de pesos.
Un informe oficial divulgado por El espectador dice que las ganancias (2015) de los bancos en este país lo encabeza Bancolombia con utilidades de $1,69 billones, Banco de Bogotá con $1,57 billones y Davivienda con $1,02 billones. En cuanto a los extranjeros, los mayores beneficios fueron obtenidos por el español BBVA con $393.882 millones, Corpbanca con $210.907 millones y la Red Multibanca Colpatria con $197.602 millones.
Los abusos son constantes y pareciera que fueran hasta arbitrarios, mientras que la Superintendencia Financiera de Colombia se hace la de los oídos sordos. No en vano se acusa que los dueños de bancos y corporaciones son quienes ponen presidentes en Colombia y financian a su antojo a los congresistas del país.
El atropello contra los clientes es a mansalva, como diría el cronista judicial. Mis Consejeros Periodísticos Tío Chiro y Tío Nan no han escapado de esa feroz cacería.
El pasado cinco de febrero Tío Chiro pagó el saldo de un crédito por Libranzas en Bancolombia. Sin embargo, oh sorpresa, el 29 de febrero cuando recibió su salario mensual en su volante de pago sigue apareciendo el descuento. Desesperado, Tío Chiro va al banco en el Centro Comercial Guatapurí y habla con la directora, quien le informa que debe esperar para que le reembolsen su dinero.
La susodicha no le dio plazo para la devolución y lo único que queda es esperar que le devuelvan su plata. Lo lamentable es que el banco no se hace responsable de esa irregularidad, de haber cobrado un dinero que el cliente ya había pagado un mes antes. Inclusive, solo hasta el tres de marzo fue cuando el banco le confirmó a la empresa, en donde labora Tío Chiro, que el crédito estaba pagado, qué horror. Hasta la próxima semana.