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Los avales y la pérdida de la legitimidad democrática

No puede existir transparencia, legitimidad, honestidad en el proceso político administrativo de Colombia cuando determinados segmentos de la sociedad quedan inválidos para participar en el auténtico escenario de la libertad democrática. Se han quedado excluidos en su autonomía y decisión para sufragar poblaciones donde aparece solo registrado un candidato a la Alcaldía. Nos preguntamos ¿Qué pasó aquí? ¿Es esto democracia?

Cualquiera sea la contextualización de este análisis reflexivo y crítico, nos permite afirmar sin sesgo de equivocación que la democracia en este país está muy lejos de ser una realidad y tal parece que las observaciones e irregularidades son cada día más notorias y detestables, puesto que no enmarcan un proceso de verdadera participación de voluntades del constituyente primario. Al ritmo que vamos la democracia en muy poco tiempo quedará siendo simple trizas, solo harapos, pues los mismos partidos políticos por la guerra de los avales se han encargado de estigmatizar y destrozar el valor agregado de la democracia participativa.

En los 32 entes territoriales de Colombia a más de un aspirante candidato con larga y demostrada trayectoria de militancia lo dejaron por fuera, no se les dio el aval aduciendo a razones de diversa índole, algunos por persecución dentro de la misma colectividad, otros por estar inmersos en procesos penales; pero aquí se origina un interrogante: si esto sucede con los políticos expertos con larga experiencia, ¿Qué sucederá con los que apenas inician? Bajo estas circunstancias determinados grupos políticos adoptan la estrategia de hacer consultas para escoger candidato. Surgen más preguntas ¿Estarán amañadas estas consultas? ¿Tendrán confianza, validez y legitimidad? Todos estos interrogantes son de gran interés en el complejo mundo de la política si se tiene en cuenta que la oportunidad del escenario participativo que brinda la democracia colombiana de elegir y ser elegido, cada día está más distante de la verdad real.

Por esta justa razón y para que nos quede bien claro nos trasladamos a la lengua griega, matriz de la palabra democracia que traduce: demos: pueblo, kratos: gobierno, es decir, cuyos gobernantes son elegidos por el pueblo.
La democracia decaerá más cuando no se da una correcta participación de género; ejemplo, caso mayúsculo se configura donde la participación de la mujer se restringió en un elevado porcentaje; esta decisión se origina no porque la mujer no quiera participar, sino que las barreras legales patrocinadas y orientadas por los hombres suelen robustecerse cada vez más; motivo por el cual se demuestra que Colombia es un país de políticos machistas. Se ha maltratado a la mujer a concursar al escenario libre de auténtica participación ciudadana.
Desde el punto de vista constitucional, esta protuberante irregularidad registrada en el proceso de inscripciones da cabida a una serie de demandas que pueden dar pie a subsanar y respetar la participación de género.
jairofrancos@hotmail.com

Jairo Franco Salas: