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Los atracadores

De malas yo, se partió el vidrio panorámico de mi carro y se dañaron los limpiavidrios y como siempre fui a la zona de almacenes de repuestos en la Avenida Salguero, no al Boliche, donde antes había un grupo de muchachos que conseguían el repuesto y se ganaban unos pesos, una buena propina; esos pelaos o crecieron y adquirieron malas mañas o fueron reemplazados por otros a quienes se les abrieron desmesuradamente las agallas y se han convertido en unos verdaderos atracadores sin revolver y sin puñal. 

Me explico: llegué y le dije a uno de ellos, para ayudarlo, que me consiguiera las plumillas de buena calidad y enseguida salió a buscarlas, otro se ofreció a brillarme los focos y de una comenzó a hacerlo sin mi permiso, mientras que otro sin consultarlo, en un abrir y cerrar de ojos me pintó un rin de dorado, lo que me disgustó, pues no podía dejar el carro disfrazado y en menos de 5 minutos con un aerosol pintó los otros.

En menos de 10 minutos los limpiavidrios fueron instalados, los focos brillados y los rines pintados, ya no había remedio y llegó la hora de la cuenta: el de las vainas de los vidrios cobraba $180.000, el de los focos $80.000 y el de los rines $200.000, para un total de $460.000. Ahí fue Troya, me emputé, me salí de casillas, pero afortunadamente reaccioné y le pedí al de las plumillas que fuéramos al almacén donde las había comprado y a la fuerza fuimos y le pregunté a la empleada por el precio, no quería dármelo, pero finalmente accedió ante mi actitud beligerante y me dijo que costaban $80.000, el muy descarado se sonrió como si nada y sólo exclamó, yo tengo que ganar y sin pedirle rebaja le di $100.000, al de los rines le pagué $60.000 y al de los focos le di $40.000. Salí tumbao y para rematar se me acercó otro muy elegante para decirme que él tenía el vidrio panorámico que costaba $580.000; le di las gracias y le dije que a fin de mes iba a cambiarlo, pero ya con la tumbá que me dieron, fui a los almacenes donde venden los vidrios y confirmé mis sospechas: cuesta $380.000 el original instalado. ¿Cómo les parece, 200 trancas de diferencia?

Se preguntarán ¿pero bueno y José Aponte para qué hace este relato, quien lo manda a comprarle a esos bandidos y no va directamente a los almacenes? Le contestó, me gusta que todo el mundo se gane sus chavos, y segundo, para que lo sepan e ingenuamente no caigan en manos de esta chusma de bandidos, que sin revolver ni cuchillo atracan a pleno día y no en la oscuridad. Ojalá las autoridades representadas en sus jefes lean este artículo, constaten estos hechos y castiguen a estos delincuentes.

Con razón Valledupar es la ciudad más cara o costosa de Colombia, aquí la especulación, más bien robo público, crece silvestre como la verdolaga o el bledo y eso abonado con el terrible gota a gota, que todo lo encarece, no hay bolsillo que lo aguante. 

Festejo con mucho agrado y gran satisfacción el sencillo pero gran homenaje que el escritor y novelista villanuevero Juan Celedón le ha organizado a nuestro buen amigo el doctor Jorge Juan Bendeck Olivella, él se lo merece por los grandes servicios que le ha prestado al país en las diferentes posiciones que ha ocupado, destacando su paso por el Ministerio de Obras Públicas, donde dejó huellas imborrables en esta región como la pavimentación de la carretera Valledupar – Cuestecita, los ramales de El Molino y La Jagua, el Puente sobre el Río Cesar en San Juan y sino hizo en Villanueva el de La Sierra, fue porque no se lo pedimos. 

El sábado habrá misa en la antiquísima iglesia del Molino, tierra donde nacieron Esteban, su hermano mayor y su señora madre, a las 9:30 a.m. y después nos trasladaremos a Villanueva donde se desarrollarán los actos solemnes en la Universidad de La Guajira y culminarán con una parranda en el lujoso y cómodo kiosco de José Félix Lafaurie. 

Por: José Manuel Aponte Martínez.

Categories: Columnista
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