En Valledupar, los artesanos se convirtieron en guardianes de las tradiciones que han contribuido a la preservación de la cultura vallenata, lo que ha cimentado la labor de los mismos a lo largo de la historia en el departamento del Cesar.
Hoy, 19 de marzo se conmemora el Día Internacional del Artesano, fecha en la cual se rinde homenaje a todos aquellos artistas que a través de sus manos han elaborado objetos únicos que representan la identidad de toda una región.
Esta fecha que coincide con el ‘Día de San José’ esposo de la virgen María, quien en la Biblia se le describe con un oficio de carpintero, le hace un reconocimiento a la labor que día a día ejercen con paciencia y talento los artesanos.
“Ser artesanos es una sensación de libertad, porque con la artesanía uno viaja a cualquier parte del mundo llevando un recuerdo en sus manos”, manifestó el artesano Jorge Mora.
El departamento del Cesar se ha convertido en un escenario de artesanías auténticas y representativas de la cultura, música y folclor de la región, una muestra de la grandeza del conocimiento heredado por los ancestros.
El Centro Artesanal Calle Grande, es uno de los epicentros de arte, color y cultura más importantes de la ‘Capital Mundial del Vallenato’ que resalta no solo el patrimonio sino que además ha sido una muestra representativa e identitaria de la región.
Figuras artesanales, mochilas, sombreros, hamacas, esteras, accesorios, entre otros, son algunos de los productos más apetecidos por compradores y turistas que llegan a Valledupar.
“En nuestro local; porque estamos especializados en eso, los turistas adquieren más los collares en semillas y mostacillas, en otros locales se venden el sombrero, la mochila arhuaca, la mochila wayuu, entre otros”, según la explicación dada por Roberto del Río, un artesano de Calle Grande.
Las artesanías étnicas se han convertido en un referente de tradición que ha dinamizado la economía de la ‘Ciudad de los Santos Reyes’ a un nivel económico, representativo.
Muchos de los artesanos que se encuentran en la zona céntrica de la ciudad; sin ser algunos nativos de Valledupar se han quedado en la capital del Cesar atraídos por la magia, el sentimiento y la pureza que se transmite en la caja, guacharaca y acordeón.
“Yo recorrí todo el país vendiendo artesanías y llegamos a Valledupar y nos enamoramos, tenemos 22 años de estar ejerciendo aquí la artesanía”, expresó Del Río.
Cabe resaltar además que aunque los artesanos de la ciudad han tenido poco apoyo por parte del Estado, se han mantenido gracias a la creatividad, el esmero, la pasión y el amor hacía su arte.
Reconocerlos en su día es aceptar que son parte fundamental de una sociedad que día a día lucha por mantenerse.
Por Melissa Valle
Melissavalleperiodista@gmail.com