En cada coyuntura de crisis del país aparece la palabra diálogo. La piden de un lado y del otro, los sectores que protestan y la pide el Gobierno para sentarse y encontrar una salida al problema. Estos diálogos son flor de un día, mediáticos, como las protestas, porque una vez cumplen con su propósito, se acaban las tal llamadas mesas de diálogo, y si acaso queda instalado un comité de seguimiento, que se aviva algún día para recordar que no han cumplido.
De ahí el círculo vicioso de las promesas no cumplidas, de la desesperanza, de la pobreza, desempleo, la desigualdad, exclusión. Y de las repetidas mismas exigencias y reclamos de los mismos sectores frente a los mismos oídos.
A propósito de la protesta que desde el 28 de abril, y de las voces que piden un diálogo nacional para encontrar puntos de acuerdo –especialmente después de que han reversado dos reformas, una tributaria y otra a la salud-, y de una petición de gobernantes boyacenses al presidente Duque para que dé vía libre a diálogos territoriales, destacamos que en el Cesar hay desde el 2017 una plataforma de diálogo que ha demostrado que la conversación no es Yo con Yo, sino entre distintos.
Se trata del Grupo Diálogos Improbables que conforman 27 cesarenses, de distintas orillas, de ideas y posturas ideológicas y políticas opuestas, pero que entendieron que la salida es conversar. No fue un proceso fácil, tampoco imposible, que se fue abriendo a otros sectores y logró mostrar la metodología de cómo hacerlo, inspirados en John Paul Lederech, autor de la Imaginación Moral, una cátedra en la materia.
En los últimos años, Diálogos Improbables ha sentado a políticos, a jóvenes, a periodistas, a distintos sectores de la producción, que antes no se habían tomado el tiempo, a pesar de vivir en el mismo territorio, para tratar temas que seguramente los dividían.
Han sido diálogos privados y públicos, que han madurado en una Plataforma que se extendió a otros departamentos. Hoy Meta y Caquetá transitan por ese mismo camino que el Cesar inició, y que sigue consolidándose como una opción al servicio de todos.
La Plataforma es una iniciativa comprometida con la promoción, el impulso y el acompañamiento a procesos de mediación, negociación, y transformación de conflictos en escenarios de transición y proposición.
Su aporte debería ser acogido por todos, especialmente por los gobernantes, para hacer unos diálogos locales y regionales, aprovechando la coyuntura de protesta social en el país. El alcalde Mello Castro, los otros alcaldes y el gobernador Luis Alberto Monsalvo, sentados en la mesa, como dirigentes de más de un millón de personas que habitan el departamento, escuchando a los voceros de los distintos sectores y buscando soluciones a los problemas de nunca acabar.
Hay insumos suficientes que muestran el panorama general del Cesar, fruto del pensamiento e iniciativas académicas que pueden sumarse para mantener viva la llama del diálogo, que ayude a analizar, a comprenderse, a discutir con la palabra y el argumento para hacer del Cesar el sueño de progreso y trabajo, bienestar y equidad, democracia y libertad.