A finales del año 1982 hubo un escándalo nacional de proporciones mayúsculas que casi dan al traste con las buenas relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia.
Alfredo Gutiérrez en una plaza en caracas había sido brutalmente golpeado, ultrajado y encarcelado cuando pretendió con su acordeón interpretar las notas del himno nacional de la vecina República. Los expresidentes Luis Herrera Campins, de Venezuela; y Belisario Betancourt Cuartas, de Colombia, a través de sus cancilleres citaron con mensajes de urgencia a sus embajadores el uno a Caracas y el otro a Bogotá para que rindieran sendos informes diplomáticos, debido a que las relaciones bilaterales entre ambas naciones se habían fracturado por el actuar de los uniformados venezolanos, quienes siempre negaron los hechos; y sostenían de que ellos ni con el pétalo de una rosa habían tocado la integridad del artista colombiano.
Alfredo Gutiérrez en un gesto muy particular y peculiar de su parte se sacó el clavo con lo único que sabe hacer; ejecutó y lanzó al mercado en una larga duración con el sello de Sonolux el cual título ‘Con las nalgas morá’ quien hasta de modelo sirvió por cuanto en la carátula de su LP mostró la evidencia dejándose fotografiar sus nalgas moradas y enverdecidas por la golpiza propinada por los guardias venezolanos.
El senador cesarense José Guillermo ‘Pepe’ Castro, miembro de la Comisión VI del Senado de la República, sentó su voz de protesta dejando senda constancia de lo ocurrido al astro del acordeón en la plenaria del Congreso de la República.
Muy a pesar de lo anterior, sucedió lo que siempre ha ocurrido a lo largo de la historia; los venezolanos siempre han ultrajado a los colombianos, han quebrantado nuestra soberanía y siempre nuestros gobernantes se han ido de agache en aras de no desquebrajar las buenas relaciones entre las repúblicas hermanas.
Días después, al acercarse la fiesta de nochebuena, las directivas del Club Valledupar se engalanaban para ofrecer a lo más granado de la sociedad Valduparense, una fiesta de gala y con mucha etiqueta para despedir el año que se fue y recibir a la vez con mucho augurio el año nuevo.
Por cuestiones del destino, habían contratado los servicios musicales de la Billos Caracas Boys, orquesta de origen venezolano con mucha trayectoria internacional. La fiesta de San Silvestre empezó con mucho jolgorio; a los socios del Club Valledupar se les notaba la alegría de despedir el año al lado de sus familiares y amigos.
Pepe Castro acompañado de un grupo de amigos entre los que se destacaron Clemente Quintero, Armando Maestres Pajaveau, Memo Castro, Víctor Hinojosa y Jorge Dangond Daza; quienes no habían olvidado el asunto y antes de que empezara la velada musical de los artistas venezolanos, subió a la tarima, tomo el uso de la palabra y reflexionó respecto a la calamidad reciente en Venezuela donde un artista colombiano había sido recientemente ultrajado, los asistentes comenzaron a impactarse por cuanto la mayoría no le encontraba sentido a la sana protesta del líder político, quien le pidió a los miembros de la orquesta el permiso de trabajo para laborar en el país extranjero; el líder de la agrupación le señaló que habían ingresado al país vía terrestre por el municipio de Maicao y solo portaban pasaportes de turismo.
Ante el murmullo e impaciencia de los socios, ‘Pepe’ Castro les pidió a los artistas que a cambio y dada la fecha tan importante iniciarán su participación entonando nuestro Himno Nacional. Ante la negativa por desconocer las notas, Castro Castro en tono casi arbitrario les dijo que en esas circunstancias no podían amenizar la fiesta, situación que originó disturbios y protestas entre los asistentes pero al día siguiente el respaldo del pueblo colombiano.
A sus 80 años Sayco le brindó un merecido y reconocido homenaje en el que se exaltó la vida y obra de Alfredo Gutiérrez, quien inició su vida artística en el año de 1962 junto a Calixto Ochoa, Lisandro Meza, ‘Chico’ Cervantes, Eliseo Herrera, Aníbal Velásquez, Julio Erazo, y Walter Castro, quienes en la época conformaron la agrupación de los corraleros de Majagual.
Como méritos adicionales, Alfredo ha sido el trirrey vallenato en los años 74, 78 y 86 Congo de Oro 1980, 79 larga duración, innumerables reconocimientos, discos de oro, platino y homenajeado por infinidad de organizaciones, solo falta un reconocimiento el de la Fundación Festival Vallenato. ¿Será que Alfredo se quedará con las nalgas moras sentado a la espera de tan merecido reconocimiento?
POR: PEDRO NORBERTO CASTRO ARAUJO /ESPECIAL PARA EL PILÓN