Se conmemoran hoy 462 años de la fundación de Valledupar, la ciudad de los Santos Reyes. Con distintos actos culturales, sociales y deportivos se cumplen estas efemérides, que coinciden con el cambio de gobierno en el municipio, con Fredys Socarrás Reales, y en el departamento, con Luis Alberto Monsalvo Gnecco.
El sentimiento es de pesimismo y esperanza, a la vez. Como nunca antes, quizás, pasa la capital del departamento del Cesar por una aguda crisis de todo orden. La más preocupante es, sin lugar dudas, la de valores. Mucho ha cambiado del pueblo grande de nuestros abuelos en comparación con la ciudad que estamos viviendo y que dejaremos a nuestros hijos y nietos.
Del pueblo tranquilo y bucólico, dedicado a la ganadería y la agricultura, donde todos se conocían y se sabía quien era quién, y lo único extraordinario era el bullicio de alguna parranda larga, pasamos a la ciudad receptora de mucha gente de otras zonas del país, que crece de manera desordenada y rápida, donde muchas veces impera la ley del más fuerte y del más vivo.
También sufre Valledupar una crisis en materia económica, en materia fiscal: los ingresos de la ciudad no son suficientes para sus ingentes necesidades y – además- como bien lo advirtió el Alcalde Socarrás Reales, recibió las ollas vacías. De allí la necesidad de una reforma en su Secretaría de Hacienda, para depurarla y modernizarla, recuperar la confianza de los contribuyentes y aumentar el recaudo que requiere la Valledupar para poder financiar su futuro desarrollo.
Esa crisis comprende también temas como la movilidad, la inseguridad, el desempleo y la pobreza, entre otros, que convierten en crucial la administración municipal que se inicia.
Los anuncios que ha hecho el muevo mandatario local brindan motivos de esperanza: hay que ordenar la casa, trabajar intensamente estos cuatro años para proyectar la Valledupar del futuro, pensada a 20 o 30 años. Ese es el gran reto.
Y el logro de ese mejor futuro no puede ser sólo responsabilidad del Estado, y en particular de la administración municipal. Por el contrario, se requiere el concurso del Gobierno Nacional y Departamental, de la empresa privada, de las organizaciones sociales y de las comunidades para sacar a Valledupar de la crisis que vive, como lo advierte en esta edición especial el Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio, José Luis Urón Márquez.
Debemos querer a Valledupar, con una actitud y ejercicio diario de buena ciudadanía: pagando oportuna y adecuadamente los impuestos, respetando la ley y las normas de tránsito, entre otras normas de convivencia ciudadana; en general, colaborando con las autoridades, respetando los derechos de los vecinos y demás paisanos y – en fin- contribuyendo en la práctica a hacer una ciudad amable, humana y solidaria.
Para esta ocasión hemos preparado una edición especial sobre el aniversario de Valledupar, recordamos sus aspectos históricos, los símbolos de la ciudad, hablamos de su futuro económico y sus potencialidades y publicamos una entrevista especial con el nuevo Alcalde. Y sí, aún en medio de los problemas hay que celebrar, felicitaciones a todos los vallenatos, felicitaciones a Valledupar en sus 462 años. Y a trabajar por tiempos mejores.