Jose Maria Castro Palmera, Chema le dicen, rayando los 85 años, lúcido, arquitecto y ganadero, recuerda épocas de dirigencia gremial, de impulsor de proyectos inmobiliarios, hoy observador del auge del sector y los centros comerciales de su natal Valledupar. Con ocasión del centenario del nacimiento de su amigo Alfonso López Michelsen, concedió una entrevista a EL PILON.
EL PILON: Cómo se conocieron?
López queria montar un molino de arroz en 1950 y por recomendación de tío Pedro (Castro) me envió como estudiante de arquitectura próximo a graduarme a los Llanos Orientales a mirar cómo eran esos molinos, y a hacerle un esquema, le consulté al secretario de la Facultad y, finalmente, se instaló un Molino, al frente de la actual Olimpica de la calle 16. Fue mi primer contacto. El segundo, mi padre Anibal Guillermo me pidió que le hiciera una gestión, junto a López, en la Caja Agraria, y el Doctor López me puso una cita en el hall.
La cita era a las ocho, llegué a las ocho y cuarto lo que le generó un gran disgusto. Y me dijo : "usted es muy joven todavia, yo fui educado en Londres y en Paris donde se respeta el tiempo de las personas. Cuando usted quiere demostrarle a una persona que no lo aprecia lléguele tarde", eso fue una enseñanza de vida. Desde entonces a todas las citas llego 15 minutos antes. Y he afectado la relación con grandes amigos por incumplidos.
Fuí al dia siguiente a su oficina y me preguntó si yo era era capaz de tener un negocio de ganadería al partir pues él había fracasado con un amigo en Valledupar y le dije que sí. En realidad se lo cedí, ya que conocía su finca en el Ariguaní, a Tito Pumarejo, quien años después, sin preverlo, se convirtió en mi suegro.
EL PILON: Cómo lo veía?
Era un superdotado, hablaba con propiedad de todos los temas, con fechas exactas. Era como mi profesor. En estos días se ha recordado que fue el mejor estudiante en la escuela francesa.
EL PILON: Y cómo terminaron de socios?
Cuando les queman la casa familiar de López Pumarejo en Bogotá por la violencia y la dictadura. Ellos liquidan ese negocio y le envié el dinero resultante a México con el Mono Vergara, el abuelo de la famosa Toti Vergara, con este tuvo López la finca El Diluvio.
Me encontré después en comida que ofrecía en su casa Crispin Villazon, se hablaba de política, pero me cambió el tema y me dijo que le había quedado gustando la ganadería y que el Cesar era el productor natural de Venezuela. Al día siguiente me dió el cheque para comprar ganado, desde entonces tuvimos ese negocio hasta su muerte. Cada 15 dias nos comunicábamos para ver cómo iba la cosa y nunca tuvimos diferencia alguna"
EL PILON: Pero tenía fama de malgeniado?
Era práctico y resolvía dificultades. En una ocasión el negocio estaba complicado, pues comprábamos machos de 280 a 300 kilos y los pasábamos de los 400 para la venta, pero no había ganado de ese peso para comprar y me dijo "cómo es posible que me hable a mi de eso, … como aquí está su hijo y puede comprarlo de 200 para llevarlo a 300 yo pongo los recursos, y entonces Chema nuestra sociedad los compra de 300 ".
Otra vez fue tan fuerte el verano que se murieron reses, fue comprensivo y me relató que había recorrido parte de Cuba con Fidel y a la vera del camino vio el ganado muerto. Fidel le habló de la escasez de lluvias y esa pérdida del Estado, "aquí lo pierde nuestra sociedad" afirmó López.
EL PILON: Lo encontraba muy ocupado, tranquilo?
En 1991 se discutía el cambio de la Constitución y como era expert, opinaba que la Constitución es una, siguiendo el modelo anglosajón, y no veía bien que se expidiera otra, pensaba que con el marco básico se podían hacer transformaciones. El debate estaba duro y estaba agitado. Le dije que le tenía la solución, que me nombraran dictador con plenos poderes por cinco minutos y que me permitierán legislar.
Me dijo que entonces la única vía era un Decreto-ley. Entonces llamó a la secretaria con toda la pompa y el orden y le ordenó escribir un Decreto que yo expediría. Dicté " fusílense inmediatamente todos los abogados". López, que era abogado, me dijo: "De acuerdo, esa es la solución, pero qué hacemos con Marinés"(su hija, la exgobernadora y abogada Marinés Castro de Ariza). Y le dije "Cadena perpetua". Eso le distensionó el día.
El PILON: Qué le dejó Lopez?
Dinero no, además eso no tiene importancia. Sabe qué?. Meses después de su muerte se encontró Marinés con un señor que había ido a comer con él dos semanas antes de morir. López le había dicho que solo había conocido una persona con la que se podía hacer negocios sin firmar un papel siquiera, que era de Valledupar y se llamaba Jose María Castro y le decían Chema. Qué más, su amistad, sus enseñanzas y esa, que le muestro, profunda confianza.