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Lo que transmites: el verdadero poder de la comunicación

Vivimos en una época donde la comunicación se ha convertido en el eje central de nuestras relaciones, ya sea para construir vínculos personales, posicionar marcas o liderar equipos. Sin embargo, ¿cuántas veces reflexionamos sobre el verdadero impacto de cómo nos comunicamos? Hace poco alguien me compartía su asombro sobre aquellas personas que, con una mentira bien contada, logran que incluso sabiendo que mienten, se les crea. Y es que la seguridad con la que comunicamos puede ser tan determinante como las palabras mismas.

El poder de la comunicación no radica únicamente en el contenido, sino también en el contexto y la forma en que se presenta. Más allá de las palabras, nuestro cuerpo, nuestra ropa, nuestros gestos e incluso nuestra postura cuentan historias que muchas veces ni siquiera somos conscientes de estar narrando. Como dice el conocido refrán, “Hay que ser y parecer”. Y, aunque pueda parecer un juicio superficial, estas primeras impresiones construyen las bases de nuestra conexión con los demás.

La comunicación no verbal representa un universo paralelo que pocas veces exploramos con la profundidad que merece. El movimiento de las manos, el contacto visual, el tono de voz o el simple hecho de mantener una postura erguida puede transmitir seguridad, empatía o incluso rechazo. Cada gesto y elección personal crea percepciones que, una vez formadas, son difíciles de revertir. ¿Cuántas veces has formado una opinión de alguien sin que siquiera haya dicho una palabra? Ahí está la magia –y el peligro– de lo no verbal.

En el ámbito profesional, estas dinámicas son aún más relevantes. Pensamos que un discurso impecablemente elaborado es suficiente para impactar, pero olvidamos que las audiencias, grandes o pequeñas, no solo escuchan, sino que sienten. Y para sentir, es crucial conectar. Esa conexión nace no solo de qué decimos, sino de cómo lo hacemos. Hablar desde la emoción, mirar a los ojos, utilizar silencios estratégicos y mostrar autenticidad es fundamental.

No se trata de desestimar el contenido. Al contrario, se trata de potenciarlo con una presencia coherente y auténtica. La verdadera comunicación es holística: palabras, tono, postura, vestimenta y actitud trabajan en conjunto. Cuando logramos alinear todos estos elementos, dejamos de hablar y empezamos a conectar. Porque al final, como decía Maya Angelou, “La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo los hiciste sentir”. Y eso, sin lugar a dudas, empieza con cómo lo comunicamos.

Por: Alix Belinda Castro.

Directora del programa de Comunicación Social de Areandina

Categories: Opinión
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