Con la llegada inesperada de la pandemia del covid-19 en todo el planeta, el año se ha mantenido atiborrado de tristezas por la pérdida de muchas familias, de enseñanzas, y de repercusiones económicas, donde la resiliencia ha jugado un papel importante en cada una de las decisiones de vida.
Enfrentar una situación atípica como la del 2020 no ha sido fácil para ninguno, ni mucho menos para los personajes más poderosos del mundo, que, aunque su riqueza pueda comprar todo el oro del mercado, con este virus no existe clase social que valga ni poder alguno para blindar de buena salud al cuerpo humano.
Para muchas personas no ha sido fácil lidiar cada momento y sobrellevar la distancia física con nuestros familiares y amigos cercanos. Seguiremos de ahora en adelante con las medidas de autoprotección mientras llega la vacuna con altos porcentajes de efectividad; pero lo más seguro es que después de quedar inmunes continuaremos con los protocolos de autocuidado y protección.
Antes de la llegada del covid-19 a nuestro entorno, no se nos pasaba por nuestras mentes cómo podría expandirse rápidamente un virus, es decir, no medíamos la dimensión de los contagios de una pequeña gripe; solo analizábamos que si teníamos muy cerca a alguna persona a corta distancia y resfriada nos podíamos contagiar. Después de esta experiencia y conociendo cómo se desplaza fácilmente un contagio, hasta las barandas de las escaleras de los centros comerciales por prevención no se deben tocar, y de las parrandas el único vasito para el trago seco, usado por todos, mucho menos se debe compartir.
Por la pandemia nos pudimos dar cuenta que los hospitales del país no estaban en buenas condiciones; el capital humano y profesional no recibe sus honorarios de años anteriores; las finanzas por el suelo; los equipos tecnológicos sin mantenimiento para funcionar, y la mala calidad de la infraestructura sin adecuaciones aptas para trabajar los programas de atención primaria en salud.
Fortalecer los esquemas de reactivación económica es el reto más importante para los alcaldes en el 2021 y en los próximos años; invertir en programas sociales para aumentar la cobertura y mejorar la calidad de los servicios de salud son prioridad, lo mismo para la educación, donde más de 100.000 estudiantes han sufrido un atraso en el proceso de aprendizaje. Seguir implementando la conectividad hasta los hogares más apartados es indispensable para contrarrestar la deserción escolar y mejorar el sistema educativo.
Las posibilidades de generación de empleo con el apoyo de la empresa privada pueden estar sobre la mesa, pero sino se concretan seguiremos con el aumento progresivo de la tasa de desempleo. Tener un trazo definido por donde iniciar marcará una pauta para la creación de empleos. Promover la bancarización, fortalecer la agroindustria regional, el comercio, la construcción, el transporte, y el sector minero energético es la ruta a seguir.
El virus ha golpeado todos los sectores de la economía; el mundo no aguantaría la llegada de otra plaga similar. Adiós 2020, dejaste enseñanzas importantes para no olvidar: “El valor que tiene cada segundo de la vida al lado de nuestros seres queridos”.
Les deseo una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2021 para todos, y un sentido homenaje para todas las víctimas que partieron por causa de la pandemia.
Dios les bendiga.