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Lo que la Unesco piensa de Valledupar, Colombia y su música

Mucho hemos dicho sobre el vallenato en nuestros 25 años, pues esta música provinciana de alcances continentales es parte de nuestro espíritu, y de ella se nutren nuestras páginas para llevarles a los lectores, en diferentes latitudes, la noticia de la cultura del Magdalena grande.

Lo que no habíamos podido escuchar son los fundamentos mediante los cuales la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, decidió incluir a Valledupar en la selecta Red de Ciudades Creativas del ámbito musical.

Ayer, cerca de las 7:00 de la noche, en el Centro de Eventos Paisaje de Sol, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, pronunció un discurso de aproximadamente ocho minutos que les permitieron a los asistentes comprender la magnitud de la cultura vallenata en el mundo, pues, como dicen por ahí, a veces hay que escuchar de otros sobre lo maravilloso que tenemos sembrado en el patio.

Esta entrada en la Red de Ciudades Creativas es un signo de reconocimiento para las ciudades en el mundo que han puesto la cultura en el centro de su agenda. Yo quiero ahora tomar las palabras de Gabriel García Márquez: ‘dicen que uno vive donde tiene sus libros, pero yo vivo donde tengo mis discos. Creo que más que cualquier otro libro, lo que me abrió los ojos fue la música, los cantos vallenatos’… El poder de la música que nos reúne hoy en Valledupar…”, expresó la directora general de la Unesco en el auditorio del colegio Instpecam.

El discurso de esta diplomática francesa, en un excelente español, mereció la ovación de todo un público, integrado por músicos, juglares, gestores culturales, políticos, miembros de los gobiernos nacional, departamental y municipal, periodistas y miembros de los medios de comunicación.

Todos escucharon y pudieron apreciar lo que desde Paris perciben de la capital del Cesar, lo cual, como lo expresó Audrey Azoulay, representa más que reconocimiento un enorme reto para las Ciudades Creativas en el ámbito de la música en el mundo, tales como Liverpool, en Reino Unido (hogar de los Beatles); Kingston, en Jamaica; Praia, en Cabo Verde, y otras de Francia y Marruecos.

La champeta, la carranga, el bullerengue, la salsa, la cumbia, el vallenato, todas estas músicas y todos estos bailes no pertenecen a un solo país, ni a un solo continente; pertenecen a toda la humanidad. Pero proceden de algún lugar, nacieron y crecieron con la fuerza de lo universal a partir de un territorio. Es así porque la música evoca una misma partitura universal: la de la emoción”, agregó a si ya emocionante discurso la directora de la Unesco.

Son palabras que merecen ser compartidas de manera íntegra, pues representan un validador de alto nivel, de una profundidad universal, sobre lo que significa el vallenato para el mundo, y también son un faro que guía por el buen camino a todo aquel que ama y defiende la tradición, para que no se pierda en la turbulencia y la confusión que genera el conflicto interno, el ego y la superficialidad, que tanto daño le hacen al folclor.

Con estas palabras de gran valía, queda en la mente de todos los que las escucharon claridad sobre el considerable reto de garantizar que las declaratorias de la Unesco, la de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en Necesidad Urgente de Salvaguarda y de Ciudad Creativa de la Música, sean merecedoras de todos los esfuerzos humanos, técnicos y financieros.

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