Nadie escuchó ni vio nada. Si gritaron o ventilaron el sufrimiento, probablemente a duras penas quedó consignado en los pocos metros cuadrados que había en la humilde ranchería que cuidaban donde los mataron a ‘sangre fría’.
Los últimos minutos de vida de Eliécer Sanjuan Rincón, de 45 años, y su hijo Andrés Camilo Sanjuan, de 16, los pasaron unidos, uno al lado del otro; ambos maniatados, boca abajo y torturados. Se presume que demoraron así más de cinco horas, después de haber sido atacados con elementos contundentes como si fueran ‘una serpiente’.
En el sitio llevaban tan solo ocho días de haber llegado. La finca se llama ‘La Panocha’, que está ubicada en la vereda El Milagro, perteneciente a Codazzi, un sitio anclado en la Serranía del Perijá que es zona limítrofe con Venezuela.
Todo lo que quería Eliécer Sanjuan era trabajar y cuidar el predio que tanto le encomendó su hermano, Yesid Antonio Sanjuan Rincón, quien tiempo atrás cayó en desgracia.
En tal sentido, cogió sus cosas personales y se marchó con el hijo desde el corregimiento de San José de Oriente, jurisdicción del municipio de La Paz, donde vivían, hacia la Serranía del Perijá.
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Sin embargo, el largo camino de herradura lo emprendieron de manera confiada, desprovistos de armas u otros elementos de defensa personal que resguardara su integridad de aquellos que entre los campesinos tienen muy mala fama de ‘violentos’: los yukpas venezolanos.
La actitud de Eliécer Sanjuan era casi previsible para la familia. Él era un hombre de Dios, que llevaba años congregado en la Iglesia Pentecostal Unidas de Colombia, lo que resultaba apenas lógico que creyera más en el poder de la palabra que en el de las balas.
EL ELN Y EL EJÉRCITO
Lo cierto es que su llegada a la finca estuvo precedida por un acontecimiento: a finales del pasado mes de enero un hermano y sobrino de Eliécer Sanjuan, quienes residían en la finca donde sucedió el hecho, fueron capturados en un operativo del Ejército Nacional.
Este lo realizaron tropas del Batallón de Alta Montaña N° 7, adscrito a la Décima Brigada Blindada, con apoyo de la Policía Nacional. Durante la diligencia, mediante orden de allanamiento, detuvieron a Yesid Antonio Sanjuan Rincón y Víctor Alfonso Sanjuan, a quienes señalaron de ser integrantes de la red de apoyo al terrorismo del ELN mediante el frente territorial ‘Gustavo Palmesano Ojeda’.
En consecuencia fueron presentados ante un juez de control de garantías para las audiencias preliminares de legalización de captura, imputación de cargos e imposición de medida de aseguramiento. A los dos los mandaron presos.
“LOS HICIERON PASAR POR GUERRILLEROS”
Para los Sanjuan las capturas no fueron más que un ‘falso positivo’ que realizaron las autoridades sobre sus seres queridos, toda vez que ellos eran campesinos.
“Dijeron que eran del ELN siendo simples campesinos. La finca es de él (Yesid) donde tiene unos animales. A ellos no les encontraron material de intendencia, solamente un arma tipo escopeta que utilizaba para defenderse. Los casos están relacionados; fíjese que los otros fueron capturados por tener un arma para protegerse y estos por no tenerla los mataron”, manifestó Carmen Ravelo Sanjuan, sobrina y prima, respectivamente, de los fallecidos. La mujer cree firmemente que los homicidios los cometieron los foráneos yukpas.
Por su parte, Doriela Sanjuan, agregó que su hermano detenido estaba armado por una amenaza que le habían realizado los indígenas venezolanos, la cual no fue puesta en conocimiento de las autoridades.
“Él había salido del pueblo temprano y subiendo, lo capturaron, lo maniataron y fueron hasta su finca como a las 12:00 a.m., al llegar esposaron al sobrino y los sacaron. Ellos (los uniformados) se acostaron y esperaron hasta el día siguiente el helicóptero a que fueran a buscarlos”, aseguró la mujer.
Por consiguiente, la familia Sanjuan aún no entiende cómo fue que ahora la Fuerza Pública no pudo trasladar un helicóptero para rescatar los cadáveres de Eliécer y Andrés Sanjuan. A ellos les tocó bajarlos a punta de mula y vehículo para llevarlos a su morada final en el corregimiento de San José de Oriente.
HAY UNA INVESTIGACIÓN: EJÉRCITO
El comandante de la Décima Brigada, brigadier general Néstor Enrique Caro Gutiérrez, indicó frente a la denuncia de los Sanjuan sobre el operativo de las capturas que existe una investigación en curso.
“El Ejército realizó una operación con acompañamiento de la Policía Judicial que dio como resultado la captura por porte y tráfico ilegal de armas. La medida de aseguramiento la emitió la autoridad judicial competente y se encuentra la investigación en curso”, precisó.
El alto oficial no hizo hincapié sobre si pertenecían o no al ELN. No obstante, para la época a los medios de comunicación -mediante boletín de prensa- la Fuerza Militar informó que Yesid Antonio Sanjuan y Víctor Alfonso Sanjuan, al parecer eran “los encargados de realizar la inteligencia delictiva a las unidades en el área de operaciones, suministro de víveres a las comisiones y encargados del contrabando de ganado ilegal para fortalecer las finanzas del ELN en sus áreas bases”.
¿LA SERRANÍA BAJO FUEGO?
Con la muerte de padre e hijo el miedo entre la comunidad que trabaja la tierra en cercanía de la Serranía del Perijá aumentó con motivo a que el año pasado también asesinaron a dos personas en esa región. Se trata de Luis Felipe Vacca Arenas, de 24 años, y Osuel Ardila, de 50.
Para algunos, como el concejal de La Paz, Alejandro Arenas, la violencia proviene de la comunidad indígena extranjera más no de grupos al margen de la ley.
“El tema es qué va hacer el Estado con el cruce de los indígenas yukpas venezolanos, de ellos no tienen control, pasan y vienen; entendemos que la ley indígena les da su protección especial pero quién nos protege a nosotros, también tenemos derecho a la vida”, acotó el edil oriundo de San José de Oriente.
No obstante, el Ejército precisó que las unidades de la institución realizan operaciones de control territorial destinadas a cubrir y controlar los principales corredores de movilidad en la Serranía del Perijá.
“Si bien no es posible tener presencia física en todos los puntos al mismo tiempo, las unidades trazan unas rutas de registro que nos permiten visitar las veredas y población civil, enterarnos de los problemas, obtener inteligencia y así poder realizar otras operaciones. En este momento estamos terminado una operación en la parte alta de Becerril, en la Serranía del Perijá, donde tuvimos contacto con indígenas yukpas y se realizaron actividades de acción integral con ellos coadyuvando a la misma autoridad indígena”, explicó el brigadier general Néstor Enrique Caro.
Según las autoridades, en la serranía no existe fuertemente presencia de grupos al margen de la ley, pero sí pequeñas comisiones de apoyo que efectúan labores de logística.
Marllelys Salinas / EL PILÓN –marllelys.salinas@elpilon.com.co