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Lo que deja “Tuto Uhia”

El pasado 19 de diciembre el alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhia, cumplió con el precepto legal de la rendición de cuentas, la última de su periodo de gobierno. Este escenario era ideal para hacer un paralelo entre los objetivos y metas definidos en el Plan de Desarrollo 2016-2019, el cual partió de 4 líneas estratégicas: 1: Valledupar Avanza en Protección Integral de la Vida, 2: Valledupar Avanza con Equidad e Inclusión Social, 3: Valledupar Sostenible y Competitiva y 4: Valledupar Avanza con Gestión Eficiente.

Los planes, programas y proyectos que desarrollarían los ejes temáticos, constituían suficiente material para que el concejo municipal ejerciera su función principal de control político.

Las obras son amores incuestionables. En la rendición de cuentas, el alcalde “Tuto” destacó en su balance la ejecución de 452 obras, cuatro políticas públicas, el proceso de posicionamiento de Valledupar en el plano nacional e internacional como un destino turístico, el reconocimiento internacional de la Unesco, la sede de los Juegos Bolivarianos 2021, la construcción de la carrera 27 o avenida Emiliano Zuleta, rehabilitación de más de 30 kilómetros de malla vial en toda la ciudad y la intervención de 83 parques.

Con base en el sentido de la ecuanimidad, debemos recordar que el gobierno del Alcalde Augusto ‘Tuto’ Ramírez Uhia, heredó los problemas casi congénitos de la ciudad, por eso su elección generó muchas expectativas, especialmente, porque Valledupar, ha tenido la desdicha de ser gobernada sin la coherencia lógica que describe su crecimiento. Las últimas dos décadas y media han sido caracterizadas por la desidia, se ha creído que la ciudad es aún de casitas de bahareque y no un sistema de constante evolución.

En 1993 la población en Valledupar se había duplicado, para 2015 con base en proyecciones del DANE, la población alcanzaba 453.215 habitantes y de acuerdo con el censo en 2018, la población actual es de 459.349 habitantes

En ese escenario de crecimiento, la oferta institucional debe procurar puntos de equilibrio entre la ejecución presupuestal y el cierre de brechas sociales, el desarrollo y los aspectos ambientales, con el fin de minimizar los impactos producidos por las actividades humanas y los efectos negativos del cambio climático.

Creo injusto desconocer o minimizar los logros alcanzados por el gobierno que termina, sin embargo, no puedo soslayar que las inversiones y las obras implementadas no tienen reflejo en el mejoramiento de los indicadores socioeconómicos. Este gobierno vio el raudo galope del desempleo, la inseguridad y los problemas de movilidad y transporte público. Por estas situaciones, a través de esta tribuna en varias oportunidades he sido reiterativo en la necesidad de construir en el presente el futuro de Valledupar, con base en las tendencias y cambios que permanentemente sufren las ciudades.

La rendición de cuentas debe superar el auto halago, el comité de aplausos y la falsa creencia de que todo se hizo bien. Este proceso, en particular el último, articulado con el empalme, debe servir para que los gobiernos entrantes definan sus objetivos, como lo destacó Henri Bergson: “en filosofía, el problema bien planteado es un problema resuelto”

Nota: De manera afectuosa agradezco al Círculo de Periodistas de Valledupar, por haberme otorgado el premio Sirena Vallenata al Columnista 2019. Así mismo, a mi casa editorial, el Diario el Pilón, por permitirme hacer parte de su equipo de columnistas y, de manera especial, a mis amigos contertulios, por la gratitud de su lectura. Dios les pague.

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