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Lo bueno y lo noble 

La existencia humana es un vivero en el que se cultivan todo cuanto el hombre es capaz de sembrar moralmente, lo bueno y lo malo, o lo malo y lo bueno, pues a ciencia cierta no sabemos qué  fue primero. No sé si importa su principio y su genealogía. Ahí están en frente de todos nosotros los frutos y su elección constituye la conducta humana. 

Esta se refleja en los  actos. Y no respecto sólo de un determinado grupo humano, sino de todo el universo. De modo que da lo mismo aquí que allá. El hombre es el hombre por todas partes. ¿Qué podría hacer que unos  sean buenos y nobles y otros solamente buenos?  Habrá diferencia entré unos y otros?  

Hay diferencias. Aunque no está mal ser sólo bueno, es mejor ser bueno y noble a la vez. Una sociedad formada por hombres buenos y nobles es mejor que otra formada por sólo hombres buenos. Quienes prestan servicios públicos a una comunidad, cualesquiera que estos sean,   el ideal es que tales servidores sean además de buenos, nobles. 

Esto fue lo que me aconteció personalmente, el otro día, cuando tuve necesidad de los servicios de salud odontológica en nuestra bella y acogedora ciudad de Valledupar. Por referencia y experiencia en el sitio de mi hija Margarita, concurrimos a la Clínica Odontológica Ledys Jiménez Martinez S.A.S,  situada estupendamente en el  centro de la ciudad, dotada instrumentalmente con excelencia, y, sobre todo, y esto es lo que deseo poner de 

presente aquí, solamente a título de comportamiento ejemplarizante,  el haber observado,  complacidamente, que allí no sólo está presente lo bueno sino también lo noble. 

Lo bueno es la excelencia de la prestación de los servicios ofrecidos, la ubicación del lugar, la amplitud, comodidades y asepsia de sus locales; lo noble, es la magnanimidad de sus 

operadores, desde la grata recepción hasta la exquisita intervención acertada de sus profesionales sabias, encontrándome en la necesidad intelectual y anímica ahora de dirigirme a ellas como a diosas; Atenea, guardiana de Atenas, a Sarah;   

Artemis, protectora de la caza, los animales y la naturaleza,  Piedad, y Artemisia I de Caria,  reina de Halicarnaso,  Patricia, pronta 

administradora.

Al comentarle lo sucedido a mi querida e inestimable amiga ilustrada, Alba Luque de Lomel, me respondió: “Yo también he tenido grandes y gratas sorpresas en el camino de la Medicina Nuclear, Radiología de Scanning, Oncología. Aquí en Valledupar en ese sentido estamos muy, pero muy bien, como en Alemania y hay muchos equipos de la Siemens de alta tecnología médica. Muy interesante y la gente super amable y querida  muchísimo más, sin comparación porque los alemanes son correctos, educados, pero no demuestran afecto hacia extraños, respeto si”.

A esta cualidad exquisita del carácter es a la que, con toda razón,  llamamos, noble.

 Enhorabuena y aplausos para 

la  propietaria de la Clínica referenciada, doctora Ledys  Jiménez Martínez,  y sus servidores. Deseamos su salud y la de un amado hijo suyo. De frente al Cerro Murillo tutelar de Valledupar. odrigolopezbarros@hotmail.com 

Por Rodrigo López Barros 

Categories: Columnista
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