Los vallenatos, debemos sentirnos orgullosos de ser anfitriones de un evento sui generis, una fiesta con una bien ganada fama de: Puertas Abiertas, literalmente lo es, aquí todo el mundo es bienvenido, y ese es uno de los secretos por lo cual caló profundamente en lo gélidos corazones andinos, por eso no es raro que para esos días, toda Colombia se vuelque a nuestro querido y cálido terruño, o como dijera un vallenato raizal en pleno apogeo festivalero: “….Aquí hay más cachacos que en Bogotá…” Teniendo en cuenta que para los costeños, todo aquel que provengan más allá de los límites de Ayapel, Tierra Alta, Majagual, Altos del Rosario, Río de Oro, o González, son de esta especie. Este fue un bien logrado lobby de La Cacica, López, Escalona y García Márquez, los cuales cautivaron a una horda de nativos del altiplano, los trajeron acá y 47 años más tarde,aún siguen viniendo algunos de ellos, al igual que su prole y todos los amigos que año tras año se les suman.
Lo cierto es que nuestra música y la calidez de nuestra gente son nuestro mayor patrimonio, de allí deriva un Festival por el que debemos trabajar mancomunadamente, para que siga creciendo, este es un certamen de todos y como tal; de manera legal y ordenada todos podemos obtener algún beneficio o provecho, lastimosamente la Cámara de Comercio da un balance no muy halagüeño en cuanto a las ventas, razón tiene el doctor José Luis Urón, en que los foráneos son los que le sacan las mayores ganancias y a larga a Valledupar no le dejan ningún beneficio, no pagan impuestos, ni arriendo de puntos, ni los mínimos gastos con los que si cumplen los locales.
La movilidad fue otra de las manchas, hablando con los taxistas comprendí por qué a veces, les tocaba cobrar al doble por un solo servicio, cuando su destino era sur a norte o vía al Parque, pues obviamente perdían mucho tiempo en ese trayecto, gastándose hasta más de una hora en una sola carrera.
Estoy totalmente sintonizado con mi amigo: Efraín “EL Mono” Quintero, en que el Festival necesita una reingeniería urgente, no dudo para nada de las capacidades del Presidente Ejecutivo de la Fundación: Rodolfo Molina Araujo, es más; pienso que es la persona idónea para ocupar ese cargo y de su familia es él quien reúne los requisitos, cualidades y la simpatía que se requiere para ejercer dicha función. Ignoro por completo en base a qué criterio realizan la contratación, pero se nota cierta improvisación, al menos un mes antes de iniciar la magna fiesta, aún no se teníaclaro que artistas internacionales se iban a presentar, lo sucedido este año con el concierto de Enrique Iglesias, en el cual la afluencia de público, no colmó las expectativas y le tocó debutar en Colombia en un flojo escenario, es un claro ejemplo de que debe haber una mejor organización.
Otro lunar fue la especulación con ciertos precios de algunas casas y apartamentos, debemos tomar conciencia de que mucho se ha recorrido desde que nació el Festival, son casi cinco décadas de esfuerzo, para que por unos pocos se dañe toda esta labor, debemos tener sentido de pertenencia, valorar y cuidar nuestra fiesta, aún hay mucha tela por cortar sobre este tema, lo cierto es que estamos a tiempo de tomar los correctivos necesarios.