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Lo bueno, lo malo y lo feo de la economía en 2021

El carbón fue uno de los principales afectados.

Por: Carlos Alberto Maestre. 

Con la revisión de las cifras del Estado, de los gremios nacionales y regionales, y el apoyo de un grupo de expertos y la redacción del diario, presentamos a nuestros lectores una aproximación a un balance de la economía en este 2021, próximo a terminar. 

Y también una aproximación a las expectativas de lo que puede ser el comportamiento de la economía el año que viene. 

Hemos revisado las cifras y las tendencias en materia de crecimiento (PIB), lucha contra la pobreza, generación de empleo, inflación, dólar; algunos indicadores de la economía del Cesar y Valledupar. 

Encontramos, como es obvio, aspectos positivos como el dinamismo de la reactivación en 2021, principalmente en los últimos meses. La reducción del riesgo por el covid-19 y la tendencia a la normalización de los mercados laborales.

Pero también están los riesgos de una mayor inflación, un dólar más caro y los riesgos políticos en el primer semestre de 2022, lo que frena un poco la inversión privada, nacional e internacional. Acá las cifras, tendencias y algunas conclusiones. Los lectores formarán su propia opinión. 

LA COYUNTURA INTERNACIONAL 

La inesperada pandemia del covid-19, que apareció en una provincia de China en 2019, pero que llegó a Colombia en marzo de 2020, puso en jaque no solo a los sistemas de salud pública, sino también a la economía mundial. 

Todos los países, desde los más ricos hasta los más pobres, desde los más grandes hasta los más pequeños, sufrieron los rigores de tener que cerrar empresas y negocios, cesar la explotación de petróleo, dejar miles de aviones en tierra, cerrar hoteles, restaurantes y bancos, para acuartelar a los empleados, familias y consumidores en general. Había que preservar la vida frente al maléfico, desconocido y mortal virus covid-19.  

Los comercios tuvieron que cerrar.

Aquello fue apocalíptico, increíble e inédito. Un virus desconocido frenó la pujante y dinámica economía global, como jamás lo habría imaginado ni el más creativo libretista de cine o televisión del mundo.}

Pero, así fue. Y aún no hemos salido del todo de la pesadilla; ahora, en las últimas semanas la variante ómicron del virus covid-19, como en su momento lo hizo la delta, sigue amenazando a Europa y a Estados Unidos, como también a América Latina. 

Aún no ha llegado a Colombia, pero se le espera para finales de año o principios de 2022. En efecto, esto no ha terminado… 

Las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hablan de más de cinco millones de muertos por covid-19, en todo el mundo. Pero las cifras podrían ser un poco mayor, por los problemas de subregistro y mala calidad de la información reportada. 

Además, esa cifra no cubre a los que han muerto de manera indirecta, por otras enfermedades y por falta de control ante el temor de sufrir el contagio al ir al médico y a los puestos de salud. 

Estados Unidos ya lleva más de 800 mil muertos, cerca de la mitad de América Latina, que ya supera el millón y medio de fallecidos. 

Colombia ya supera los 130 mil fallecimientos, pero también presenta problemas de subregistro y no incluye los muertos por otras causas, pacientes desplazados voluntaria o forzosamente del sistema de salud. 

Además de la tragedia en materia de salud pública. 2020 fue un año muy difícil para la economía global, la contracción mundial, se estima entre 5,2 y 7 por ciento; y en el caso de un país como Colombia fue de 6,8 por ciento, la reducción en la caída de su producto interno bruto (PIB).

Tener que cerrar la economía en cada país, de manera parcial o total, afectó la agricultura, la industria y el comercio nacional e internacional, las finanzas, la producción de petróleo y carbón; el transporte, el turismo y –en general- todas las actividades de la vida productiva y cotidiana.

Pero, una cosa es leer sobre el tema y otra, bien distinta, ver los cientos y miles de empresas y pequeños negocios que cerraron en todo el mundo. Igual a lo sucedido en Colombia, con sus consecuencias en materia de desempleo, informalidad y marginalidad. En materia de lucha contra la pobreza se estima que retrocedimos siete o diez años.

Pero, no hay mal que dure cien años. Y el mundo científico, en Europa, Asia y Estados Unidos, logró un verdadero milagro: producir y aplicar, en menos de año y medio, una serie de vacunas que han permitido crear inmunidad en el cuerpo humano, frente al covid 19; que le costó la vida a millones de personas en todo el planeta.

El logro de la vacuna, el uso de tapabocas y el mismo distanciamiento social, permitieron que en 2021, se lograra, poco a poco, una reactivación económica más o menos generalizada.

Los televidentes del mundo vieron, paulatinamente, la reapertura económica, y la vuelta a la normalidad en las calles y cafés y restaurantes, de las principales capitales de Europa, Estados Unidos, y China. Después, sucedió igual que en América Latina. 

Los avances de la vacunación y el aprendizaje en el control del virus, con las prácticas sociales antes citadas, han permitido una tendencia a la normalización de la economía global, aún cuando persiste el riesgo de ómicron, que persistirá por lo menos durante todo el primer semestre de 2022. 

La vacunación surgió como la esperanza.

Se reabrieron fábricas, centros comerciales, restaurantes y bares, entre otros negocios en todo el mundo. 

Los pozos petroleros volvieron a bombear crudo, los aviones volvieron a volar, los aeropuertos a funcionar y el regreso a una nueva “normalidad” fue una muy buena noticia para la economía en Europa, Estados Unidos, Asia y América Latina, por supuesto. El optimismo ha regresado mucho antes de lo esperado. 

Poco a poco, los gobiernos han iniciado la reducción del gasto público, y de las ayudas a empresas y familias; ayudas que fueron vitales durante la pandemia. 

También se cambió el curso de la política monetaria, aumentando las tasas de interés. Así ha sucedido en Estados Unidos, en Europa, China y el resto de Asia. 

En Colombia, el viernes de la semana pasada, la Junta Directiva del Banco de la República, redujo las tasas de interés a las cuales presta a los bancos con temporadas de iliquidez al 3 por ciento. 

Un aumento del 0,5 por ciento, es decir, cincuenta puntos básicos, como se dice en el argot técnico. Se esperan más aumentos de las tasas de interés en el mundo y en Colombia, también.

La horrible noche parece haber quedado atrás, según las cifras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, las perspectivas para cerrar 2021, son prometedoras. Se estima que la recuperación podría marcar un aumento del PIB global superior al 5 por ciento en 2021 y al 4 por ciento en 2022. 

Pero, no se puede cantar victoria, la evolución del PIB global dependerá de la presencia del virus, con variantes más contagiosas, que persistirá, según la Organización Mundial de la Salud, uno o dos años más.

 La humanidad tendrá que acostumbrarse a convivir con el Covid 19, año en que se inició, por lo menos uno o dos años más. Es decir, esto podría ir hasta 2023. 

Eso en cuanto a las amenazas contra la salud de la especie humana, pero las consecuencias en materia económica y social se mantendrán por varios años más. 

Tendremos una “nueva normalidad”, antes de que la vida cotidiana vuelva a parecerse a la tranquilidad que vivía el hombre hasta mediados de 2019, cuando aún no había ocurrido lo que ocurrió en una, hasta entonces desconocida, provincia de la gigante y enigmática China. 

LO BUENO, (LA FORTALEZA), DE COLOMBIA 

Cuando se acerca el fin de este año, 2021, el gobierno, las empresas, gremios y las familias, hacen sus balances. 

¿Qué se logró? Que se debió aplazar y cuáles son las principales tendencias y expectativas de 2022, en materia económica y de negocios? 

Bueno, acá iniciamos una aproximación. Se confirma la resiliencia, la fortaleza, de la economía colombiana: el país podría crecer el 9,5 por ciento este año (2021), según las estimaciones del gobierno y del Banco de la República. Otros, más optimistas, fijan esa tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto en un 10 por ciento. 

El resultado final se sabrá, finalmente, en enero o mediados de febrero. Pero, no queda duda de la fortaleza (o resiliencia) de la economía nacional, su gran estabilidad, su diversidad geográfica y – ahora- el impulso de cerca de dos millones de colombianos, consumiendo más y aportando su mano de obra a nuestro sistema económico, son algunas de las causas detrás de esa dinámica en el PIB.

El buen comportamiento de los precios del petróleo, que subió de US40 dólares por barril, en la mitad de la crisis, a unos US$80 dólares por barril, en las últimas semanas. Esta semana ha bajado y está alrededor de US$72 dólares por barril. 

Los buenos precios del carbón y del café, cerca de US$2,35 la libra, también ayudaron a ese crecimiento del PIB de Colombia. Los cultivadores y las zonas productoras de café tendrán una navidad con platica. 

No hay duda de que los avances en el plan de vacunación nacional, ayudaron a la reactivación de la economía. 

Muchos negocios se quebraron, como consecuencia de los efectos económicos del covid-19, pero otros, miles, ya se están recuperando y esas son buenas noticias. (Esa es la buena noticia).

La recuperación del empleo también es importante, pero presenta un rezago frente a ese crecimiento. En medio de la crisis se estima que se perdieron más de seis millones de puestos de trabajo. 

Según el Dane, el desempleo, a octubre de 2021, presentó una tasa nacional de 11,8 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). Una tasa alta. Esto sin contar con la mayor informalidad, el aumento de la pobreza  y la marginalidad. (El desempleo, ha sido lo malo de esta recuperación). 

Es la mala noticia, y lo feo, el fenómeno de la inflación mundial y en Colombia. A este tema de la inflación nos referiremos en otros informes, en los próximos días. 

Fuentes: Anif. Fedesarrollo. Semana y El Tiempo.

Archivo personal y cálculos de Carlos A. Maestre Maya. Periodista económico.

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